viernes, 12 de abril de 2019

El Proceso de las Iniciaciones en el Antiguo Egipto - LAS INICIACIONES EN ABYDOS




Primero, debemos saber si las iniciaciones secretas se llevaron a cabo en Egipto, especialmente en Abydos. Al respecto, existe un texto muy antiguo, aproximadamente del año 2000 A.C., completamente desconocido hasta ahora, que da una respuesta afirmativa: 


“Para seguir a dios a su morada, 
En su tumba... Anubis santifica el oculto Misterio de Osiris 
(En) el Valle sagrado del “Maestro de la Vida” (Osiris).
¡(Es) la iniciación de los misterios Del Maestro de Abydos!”. 


¿Qué podría ser más evidente?. El dios Anubis, el chacal de las necrópolis, participó en la presentación de una “iniciación de los misterios” dirigida por Osiris, el maestro de Abydos. 
Por consiguiente, es hacia este lugar sagrado que debemos dirigirnos para imaginar - con la ayuda de textos Egipcios de varias fechas y orígenes - cómo se desenvolvió el proceso iniciativo en la época de los faraones. La Gran Jornada: Anubis, el Guía Anubis da la bienvenida al postulante en el umbral del dominio sagrado. Es un “dios de aspecto terrible”, relata el escritor latino Apuleyo, después que hizo su iniciación en el segundo siglo de nuestra era, “un dios que hace las veces de mensajero entre los mundos del cielo y del infierno, con una cara mitad negra y mitad dorada, con la cabeza alta y alargando orgullosamente su cuello de perro”. 

Él está encima de todo el Misterio. Un signo jeroglífico lo representa recostado sobre un gran cofre. Este cofre oculta las vísceras de Osiris. Los textos se refieren a él como “el sarcófago del misterio”, porque detrás de sus paredes, al principio de la historia, ocurrió un prodigioso evento: el renacimiento de Osiris - y eventualmente de todos los muertos - atribuyéndolo al poder de los ritos creados por Anubis. Si, desde la tumba de Tutankhamen, un impresionante chacal negro ha emergido - recostado sobre un cofre que contiene las vísceras del rey - es seguramente para inmortalizar la vigilia del dios que descubrió el renacimiento y alejar a aquellos que no tenían conocimiento de estos secretos: 

“¡Arca secreta, secreta; (arca), 
oculta, oculta Que uno no sabe, 
no sabe, Nunca, nunca!”.



                                                  Máscara de Anubis Usada en los Rituales


Por consiguiente, no es la muerte lo que oculta el ataúd. De hecho, Anubis representa la resurrección. Este chacal, cuya cabeza - según Apuleyo - aparece mitad negra y la otra dorada (los colores de la muerte y el renacimiento), representa para el iniciado el dios de la esperanza. Debemos entender que su llegada al umbral de la necrópolis es de esperanza. Para todos los muertos y para todos los candidatos de la iniciación de la muerte, Anubis otorgó el aliento de la vida que el futuro exhala: “Soy el Chacal de los chacales”, Así proclama Anubis en el Libro de los Muertos, 

“¡Soy el aire luminoso Que transporta los alientos 
Delante de los Venerables Hasta los confines de los cielos, 
Hasta el fin del Mundo!”. 


 En este momento, Anubis asume su papel completo: se convierte en “Guía” - tal como Hermes en Grecia - y “Abridor de los senderos”.


La Obscuridad y las Puertas

Para cada iniciado, el progreso hacia la iluminación tiene el mismo preludio: la larga travesía, por el dominio sagrado, bajo la guía de Anubis. Luego, la entrada solemne al santuario, que en este caso se ha convertido en el templo de iniciación, como sigue:

“Entrada al templo De Osiris en Djedu” (= Busiris)

puede leerse en los Textos de los Sarcófagos, siguiéndole un diálogo interesante, del cual se ha seleccionado lo que sigue: 


Guardián: 

¿Quién es el que entra Al santuario De Osiris en Djedu?... ¿Quién se acerca a esta Alma?... ¿De dónde viene, el Que asciende hacia esta Alma Oculta por una alta loma?. - ¡Un secreto Del cual no sabemos!”. 

Postulante: 

“iÁbreme la puerta! En verdad, soy digno de aprecio Soy alguien que (sabe) cómo guardar un secreto, Soy un servidor en el templo de Osiris!... ¡Ábreme la puerta! Soy un (hombre) que conoce La fórmula mágica Fui iniciado en estas (cosas secretas), Y no las repetiré Al que no esté iniciado”. 
En la puerta del templo, el candidato es instruido y su intención revelada: desea “ascender” hacia el Santo de los Santos, centro de la espiritualidad, donde el Alma de Osiris irradia; quiere acercarse a la loma sagrada bajo la cual yace el Dios Salvador. Y aquí sigue la respuesta del viajero, expresada en un tono perentorio: 

“¡Que se me abran las puertas!. 
No he repetido lo que no debe decirse.
Soy alguien que (sabe) cómo guardar un secreto”.

Luego las puertas se abren. Sin embargo, el itinerario de la iniciación se adapta al plan de cada santuario. Por ejemplo, en Busiris el candidato debía cruzar todo el templo antes de llegar al Santo de los Santos; en Abydos, se dirigía directamente al subterráneo, hacia el salón acuático, en donde está sumergida la tumba. De esto resultan en los textos importantes variaciones y el Libro de los Muertos trata de reconciliarlos:

  “Para mí, las puertas de los Cielos (= la puerta del santuario) 
Están abiertas ampliamente; Para mí, las puertas de la Tierra 
Están abiertas ampliamente; Para mí, las cerraduras del (dios) 
Geb están sin cerrar”. 

 ¿Cómo puede no recordarse el Osireion de Abydos?. En Abydos, un pasaje subterráneo de aproximadamente 100 metros de largo, fue diseñado por un pueblo diligente en su arquitectura, para que el alma se acostumbrara a olvidar las ilusiones del mundo. Olvidarse de las tentaciones y bajar a esta tierra, significó lo mismo que renovar la energía que la vida había consumido. ¿No es la Tierra la matriz que da la bienvenida al árbol para que desarrolle la raíz y brote su fruto?. ¿No es ella la Madre misteriosa que tiene en su cuerpo rocas, plantas, animales y hombres?.

Todos los seres vivientes se mantienen de ella y todas las cosas vuelven hacia ella a la hora de la muerte. En la entraña maternal, todos los seres se encuentran en un estado de reposo, esperando para volver a nacer. Cuando el hombre muere, regresa también a esta matriz, similar al embrión, y allí prepara su renacimiento. Toda la humanidad ha sentido - y aún lo experimenta - el poder creativo, el misterio inexplicable de la Tierra, su Madre. Primero, los iniciados saben que al descender en sus entrañas se perturbarán en la obscuridad, para luego volver a nacer. La larga noche psíquica del proceso iniciativo es un regreso a los orígenes. Es allí en donde el hombre deberá bañarse y salir “despierto” en iluminación. El Libro de los Muertos proclama el milagro de esta manera:

  “¡Tu mente está limpia En la morada de la Obscuridad!”.

 Sin embargo, antes de abrir los ojos a la Gran Luz, uno debe viajar al mundo de la obscuridad, en donde nada aluda a la existencia terrenal. Antes de que pueda adquirir un conocimiento más elevado, el hombre - ya sea muerto o vivo, durante la iniciación o después de la muerte - debe olvidar primero a la Tierra y a sus ilusiones. Pero aquí, pide lo que deseó cuando estuvo vivo: quiere comer y beber, amar y respirar. ¡El insensato!. En la Otra Vida - o durante el proceso iniciativo, el cual refleja su esencia - no recibirá su ración de cerveza ni el amor deseado. Pero le será otorgado un tesoro inigualable: Paz Profunda y el poder omnipotente de la Mente.

El Libro de los Muertos considera la entrada dramática del hombre a los Misterios, como uno de los documentos más extraordinarios de la literatura universal. Para el Creador del Mundo, Atum, la criatura trémula dice las siguientes palabras:



El Hombre: Oh Atum (dime), ¿Por qué he viajado al desierto?. El hecho es que aquí no hay agua, ni brisa (Esta Tierra) es profunda, profunda Obscura, obscura, ¡Sin límites, ni fronteras!.





El Dios: Y bien, vivirás con el corazón en paz.





El Hombre: Pero uno no puede, allí, ¡Satisfacer el amor!.





El Dios: Es allí en donde he establecido Los poderes Mentales En lugar del agua y la brisa; Y del placer del amor. Y la paz mental En lugar del pan y de la cerveza...





El Hombre: Y, ¿Cuántos años viviré?.





El Dios: Vivirás por millones y millones (de años); ¡(Tu vida) durará por millones (de años)!. ¡Tanta gloria después del viaje solitario!. Especialmente para el iniciado, completar con éxito este tránsito fue el principal objetivo; porque al final de la jornada - en el más Allá o en el templo iniciativo - Dios esperará por su criatura: 


  Estás de pie en los portales Que mantiene alejada a la muchedumbre;
 El que está a cargo del umbral Se acerca (y camina) hacia ti. 
Te toma de la mano; Te conduce al Cielo Cerca de Geb, ¡tu Padre! 
Este Dios se regocija Cuando te acercas; Te extiende la mano; 
Te da un beso, Te toma en sus brazos. 
Delante de las otras Almas Asigna un lugar para ti.



En este fragmento de los Textos de las Pirámides, el rey difunto, resucitado en el Cielo, obtiene la anhelada cita con el dios. Sin embargo, en los rituales de la iniciación, que se hacen en la tierra, en la obscuridad del Santo de los Santos, ese hombre, “justificado” durante una representación teatral, deberá ver a Dios cara a cara.

Max Guilmot


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