En su libro El movimiento perpetuo de tas almas, el gran Rabí Isaac de Loria dice
que es preciso emplear con gran vigilancia la hora que precede al sueño. De hecho, durante
el sueño el alma pierde por algún tiempo su vida individual para sumergirse en la luz
universal que, como dijimos, se manifiesta por dos corrientes contrarias. El ente que se
adormece cae en poder de la serpiente de Esculapio, la serpiente vital y regeneradora, o se
deja ligar por los nudos envenenados de la horrible Python. El sueño es un baño en la luz de
la vida o en el fósforo de la muerte. Aquel que se adormece con pensamientos de justicia se
baña en los méritos de los justos, pero aquel que se entrega al sueño con pensamientos de
odio o mentira, se baña en el mar muerto en el que afluye la infección de los malos.
La noche es como el invierno que incuba y prepara los gérmenes. Si sembramos
cizaña no cosecharemos fermentos.
Aquel que se adormece en la impiedad no despertará en
la bendición divina. Dicen que la noche es consejera. Sí, sin duda. Buen consejo trae al
justo; funesto impulso al malvado. Tales son las doctrinas del Rabí Isaac de Loria.
No sabemos hasta qué punto debemos admitir estas influencias recíprocas de los
entes sumergidos en el sueño y dirigidos por atracciones involuntarias, en tal forma que los
buenos mejoran a los buenos y los malos corrompen a los que les son semejantes. Sería más
consolador pensar que la bondad de los justos irradia sobre los malos para calmarlos, y que
la perturbación de los malos nada puede sobre el alma de los justos.
La verdad es que los
malos pensamientos agitan el sueño y, por consiguiente, lo vuelven enfermizo, y que una
conciencia limpia dispone maravillosamente la sangre a refrescarse y a descansar en el
sueño.
Es muy probable, además, que la irradiación magnética provocada durante el día por
los hábitos y la voluntad, no cese durante la noche. Lo prueban los sueños en los que parece
que obramos muchas veces conforme con nuestros deseos más secretos. Sólo conquista la
virtud de la castidad, dice San Agustín, quien impone la modestia hasta a sus mismos
sueños.
Todos los astros están imantados, y todos los imanes celestes accionan y reaccionan
unos sobre otros en los sistemas planetarios, en los grupos de universos y en toda la
inmensidad; lo mismo acontece en la tierra con los seres vivos.
La naturaleza y la fuerza de los imanes se determinan por la influencia recíproca de
las formas sobre la fuerza y de la fuerza sobre las formas.
Esto debe ser examinado y
meditado seriamente.
La belleza, que es la armonía de las formas, siempre está acompañada de gran
fuerza de atracción; pero existen bellezas discutibles y discutidas.
Hay bellezas convencionales que concuerdan con ciertos gustos y con ciertas
pasiones.
En la corte de Luis XV, se habría hallado que la Venus de Milo tenía estatura
excesiva y pies grandes. En el Oriente, las favoritas del Sultán son obesas, y en el reino de Sión, se compran las mujeres a peso.
Los hombres no están menos dispuestos a hacer locuras por la belleza verdadera,
que por la imaginaria que los subyuga. Existen, pues, formas que nos embriagan y ejercen
sobre nuestra razón el dominio de las fuerzas fatales. Cuando nuestros gustos son
depravados, nos apasionamos por ciertas bellezas imaginarias que son realmente fealdades.
Los romanos de la decadencia gustaban de la frente baja y los ojos de sapo de Mesalina.
Cada cual forma un paraíso a su manera.
Pero también aquí comienza la justicia. El paraíso
de los seres depravados, siempre y necesariamente, es un infierno.
Es la disposición de la voluntad lo que da valor a los actos. Pues la voluntad
determina el fin que nos proponemos, y en todos los casos, el fin buscado y alcanzado
establece la naturaleza de las obras. Es conforme a nuestras obras que Dios nos juzgará,
según lo afirma el Evangelio, y no de acuerdo con nuestros actos. Los actos preparan,
comienzan, continúan y acaban las obras. Son buenos cuando la obra es buena. No
queremos decir que el fin justifique los medios, sino que un fin honesto necesita de medios
honestos y jerarquiza los actos más indiferentes.
Lo que uno aprueba termina por realizarlo o por animar a que otros lo hagan. Si
nuestro principio es falso, y nuestro fin es inicuo, todos aquellos que piensan como
nosotros repetirán nuestro proceder, y si triunfan, pensaremos que obraron bien. Si nuestras
acciones aparentan ser las de un hombre de bien mientras que nuestro fin es el de un
malvado, las acciones que resulten serán aun más malas. Las oraciones del hipócrita son
más impías que las blasfemias del malvado.
En una palabra, todo lo que hacemos a favor de
la injusticia es injusto; todo lo que hacemos por la justicia es justo y bueno.
Se dijo que los seres humanos son imanes que accionan unos sobre otros. Esta
imantación, natural al principio, determinada después por los hábitos de la voluntad, agrupa
los entes humanos en falanges y series, tal vez en forma diferente de la que suponía
Fourier.(1).
Es exacto su concepto de que las atracciones son proporcionales a los destinos,
pero se equivocó al no distinguir las atracciones fatales de las ficticias. También es errónea
su idea de que los malos son incomprendidos por la sociedad, pues, contrariamente, son
ellos los que no comprenden a la sociedad, ni desean hacerlo. ¿Qué habría hecho él en su
Falansterio de personas, cuya atracción - proporcional al destino de ellas, según su opinión
-, fuese la de perturbar y demoler el Falansterio?.(2).
En nuestro libro, La Ciencia de los Espíritus, dimos la clasificación de los buenos y
los malos espíritus, conforme con las tradiciones cabalísticas.
Algunos lectores tal vez
pregunten: ¿Por qué estos nombres en vez de otros?.
¿Qué espíritu descendido del cielo o
qué alma subida del abismo habrá revelado así los secretos jerárquicos de otro mundo?. Los
lectores que supongan que todo cuanto allí se afirma es pura fantasía, se equivocan. Dicha
clasificación no es arbitraria, y los espíritus del otro mundo, a los cuales nombramos,
existen con toda seguridad. La anarquía, el prejuicio, el oscurantismo, la iniquidad, el odio,
se oponen a la sabiduría, a la autoridad, a la inteligencia, a la honra, a la bondad y a la
justicia. Los nombres hebraicos de Kether, Chocmah, Binah; (3) los de Thamiel, Chaigidel,
Sathaniel, etc., que se oponen a los de Hajoth, Haccadosch, Ophanim y Aralim no
significan otra cosa.
Todas las grandes palabras y términos oscuros de los dogmas antiguos y modernos
representan en último término, los principios de la eterna e incorruptible razón.
Es evidente
que las multitudes no están maduras para el reino de la razón, y que, los hombres más locos o más perversos las desvían por medio de creencias ciegas. Y entre dos formas de locura,
encuentro más socialismo verdadero en la de Loyola que en la de Proudhon.
Proudhon afirma que el ateísmo es una creencia, la peor de todas, lo que es verdad,
y es por eso que la suya es muy amarga. Afirma, también, que Dios es el mal, que el orden
social es la anarquía, que la propiedad es el robo. ¿Qué sociedad sería posible con tales
principios?. La Compañía de Jesús está establecida sobre los principios o errores contrarios;
sin embargo, subsiste desde hace varios siglos, y aún es bastante fuerte como para hacer
frente por mucho tiempo más a los partidarios de la anarquía.
Los hombres son solidarios en el alma más de lo que lo suponen.
Son los Proudhon los que hacen los Veuillot.(4). Los encendedores de hogueras de Constanza tendrán que responder delante de Dios por las masacres de Juan Zisca. Los protestantes son responsables de las masacres de la Noche de San Bartolomé, (5) pues habían degollado católicos. En realidad tal vez fue Marat quien mató a Robespierre, como fue Carlota Corday la que hizo ejecutar a los Girondinos, sus amigos. Madame Dubarry, arrastrada al cadalso como una cabeza de animal berreador y contumaz, sin duda no juzgaba que tenía que expiar el suplicio de Luis XVI. Pues, las más de las veces, nuestros mayores crímenes son los que no comprendemos. Cuando Marat decía: “es un deber de humanidad derramar un poco de sangre para impedir un derramamiento mayor”, no hacía otra cosa que afirmar lo dicho por el apacible y piadoso Fenelón.
En una de sus cartas, Madame Elizabeth, la angelical princesa, había escrito que todo estaba perdido si el Rey no tenía el coraje de mandar cortar tres cabezas. ¿Cuáles?. Ella no lo dice; tal vez las de Philippe de Orleáns, Lafayette y Mirabeau. Un príncipe de su familia, un hombre de bien y un célebre pensador. Poco importaba: la amable princesa quería tres cabezas. Más tarde Marat pediría trescientas mil; entre el ángel y el demonio sólo hubo una diferencia de algunos ceros.
Eliphas Lévi
NOTAS DEL TRADUCTOR
(1) Fourier. Filósofo y sociólogo francés, fundador de la escuela societaria o
falansteriana, una especie de comunismo. Con motivo de haberle encargado una casa de
Marsella donde él trabajaba que hiciera arrojar al mar una partida de arroz, a fin de poder
mantener los altos precios, al impulso de tan odiosa especulación surgieron de él las
primeras ideas de reforma social, e ideó su sistema falansteriano
(2) Falansterio Edificio ideado por Fourier para las huestes de su sistema.
(3) Kether, Chocmah, Binah.
La Cabala habla de las diez Sephiras o Sefirotes.
En plural es Sefirotes, y en singular, Sephiras.
Tales Sefirotes o emanaciones, son como los
modos de manifestación de Dios, o los atributos de Dios manifestado. Helos aquí:
1°
Kether, la Corona, la Potencia Suprema;
2° Chocmah, la Sabiduría Infinita;
3° Binah, la
Inteligencia Divina;
4° Gdulah, la Majestad, llamada también Chesed, Misericordia;
5°
Gburah, Fuerza;
6° Thipheret, Belleza;
7° Netsach, Victoria sobre la Muerte;
8° Hod,
Gloria y Reposo;
9° Iesod, Fecundación;
10° Malkhuth, Reino.
Kether, la Corona es el poder equilibrador; Chocmah, la Sabiduría equilibrada en su orden inmutable por la
iniciativa de la inteligencia activa equilibrada por la sabiduría. Dios es la Potencia o Corona
Suprema (Kether) que reposa sobre la Sabiduría Inmutable (Chocmah) y la Inteligencia
Creadora (Binah). En Él está la Bondad (Chesed) y la Justicia (Gburah), que son el ideal de
la Belleza (Thiphereth). En Él siempre hay Movimiento Victorioso (Netsach) y el gran
Reposo Eterno (Hod).
Su voluntad es una Generación continua (Iesod), y su reino
(Malkhuth), es la inmensidad que puebla los universos.
(4) Veuillot. Literato y periodista francés defensor de los intereses católicos.
Como director de “El Universo Religioso”, declaró guerra a muerte a la Universidad; atacó
a los filósofos, a los revolucionarios y a los socialistas. Censurado por el Arzobispo de
París, apeló al Papa, quien lo absolvió, continuando así en guerra sin cuartel contra la
libertad, la razón, la ciencia y el progreso (1852-53). Era un apasionado defensor del poder
temporal del Papa, de la infalibilidad y del Syllabus. Desde Roma espiaba la conducta del
clero no conforme con sus ideas; prestó grandes servicios a la causa de la infalibilidad, por
lo que Pío IX le prodigó gran afecto.
(5) Noche de San Bartolomé. Matanza de protestantes efectuada en Francia el
24 de agosto de 1572, bajo el imperio de Carlos IX y a instigaciones de Catalina de
Médicis. En esta matanza no se respetó edad ni sexo, y los Hugonotes, apodo dado por los
católicos a los protestantes calvinistas, fueron exterminados sin piedad en esa tétrica noche,
que dio lugar a la cuarta guerra religiosa.
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