sábado, 24 de septiembre de 2016

La Doctrina Secreta del Tarot



El Tarot es una baraja de cartas de origen desconocido que ha estado en circulación por todo Europa al menos durante cinco siglos, o quizás más tiempo. En las tabernas o posadas de los pueblos de cualquier parte del Continente siguen siendo mezcladas y repartidas en pintorescos juegos antiguos desde hace mucho tiempo olvidados por el resto del mundo. Los adivinos lo tienen en alta estima, desde los gitanos que leen las cartas por un chelín a profesores de las artes ocultas cuyos honorarios están de acuerdo con sus esmerados establecimientos y costosa publicidad. Juego y cartomancia, sin embargo, son solamente cáscaras que esconden la esencia del verdadero significado del Tarot.

Lo que lo hace tan interesante y valioso a los ocultistas es el hecho de que es un libro escrito en el lenguaje del simbolismo numérico y pictórico. Enseña los principios de la sabiduría oculta, más antigua que la historia, que los sabios de cada generación han entregado a aquellos que venían detrás de ellos y que estaban debida y realmente preparados para recibirlos. Esta doctrina fue enseñada en escuelas de los templos de India, Persia y Egipto; ha sido escenificada en los misterios de Grecia, en la misa católica romana, y en los rituales de la Masonería; es cubierta con un velo por innumerables alegorías sagradas y parábolas, ocultada en los credos, y oscurecida por los dogmas de teólogos, pero siempre será el espíritu viviente de la verdad detrás de la letra de la religión y la filosofía exotérica, independientemente de los cambios que se produzcan en su forma de presentación.

La versión particular dada en el Tarot es de origen judío, aunque algunos de los diseños reflejan la influencia de ideas cristianas. El conjunto está construido de acuerdo con un diseño derivado de la Kabbalah, y cada carta representa una proposición determinada de este antiguo sistema teosófico hebreo, cuya tradición se remonta hasta Abraham. La baraja está dividida en dos grupos principales de cartas.
La parte más grande comprende cincuenta y seis Claves, dispuestas en cuatro palos. En cada palo hay diez cartas, numeradas desde el as al diez, y cuatro cartas de corte que son: un Rey, una Reina, un Caballero y un Paje. Estos son los triunfos menores, o arcanos menores. Las otras claves, denominadas arcanos mayores, o triunfos mayores, constituyen una secuencia de veintidós pinturas emblemáticas, teniendo cada una su propio título especial, y están numeradas de cero a veintiuno. Como su nombre sugiere, los triunfos menores representan las doctrinas elementales expuestas más o menos abiertamente en varios libros Kabalísticos. Esas enseñanzas tienen una relación con los misterios mayores del ocultismo hebreo semejante a la que guardan los principios comparativamente sencillos de la aritmética con los cálculos abstrusos de las matemáticas superiores.

Los nombres de los cuatro palos son: varas, bastones o cetros (tréboles); copas o cálices (corazones); espadas (picas); monedas o pentáculos (diamantes). Cada palo representa uno de los cuatro mundos ideales, o planos de manifestación en los que el universo es dividido según la Kabbalah. Cada uno corresponde también a uno de los cuatro elementos de la física antigua, está relacionado con una de las cuatro criaturas vivientes mencionadas en Ezequiel y en el Apocalipsis, y simboliza el significado oculto de una letra del sagrado nombre Yahveh (Jehovah), comúnmente conocido como Tetragrámaton, porque en hebreo se escribe con cuatro letras :Yod, Heh, Vau, Heh.

Según el Zohar, la primera letra de este nombre significa la realeza divina. Eliphas Levi3 dice que representa la vara de Moisés, y Papus nos dice que es el símbolo del principio activo de todas las cosas. Esta esencia divina es aire, el aliento de vida, conocido como Prana en sánscrito, Pneuma en griego, Ruach en hebreo y Spiritus en latín. La más elevada manifestación terrestre de este principio es el hombre, el gobernante de la tierra, y el querubín con cara de hombre es su emblema entre las criaturas vivientes. Atzilut, el mundo arquetípico, es la esfera de este Espíritu Puro. Es el mundo de las causas originales, en el cual se originan los impulsos que determinan lo que sucede en los otros planos. Por consiguiente, la idea4 esencial implicada por la letra Yod, por el aire, por el hombre y por Atzilut es dominio. Y la autoridad y la soberanía están sugeridas por el bastón, ya sea la vara del mago o el cetro de la realeza.

Desde el punto de vista Kabalístico, la creación es una limitación de las posibilidades infinitas del mundo arquetípico hacia algo definido, específico. Por eso se nos ha dicho que la creación tuvo lugar con la letra Heh, que tiene exactamente la mitad del valor numérico de la Yod arquetípica. Esa letra es llamada a veces letra Madre, y se dice que es símbolo de la sustancia universal. (Los estudiantes de la filosofía hindú observarán la semejanza de estos significados entre Yod y Heh con la doctrina de Purusha y Prakriti). La sustancia universal es llamada agua. Es una condensación de la esencia divina, o aire. Uno de sus emblemas es el águila porque las nubes parecen grandes aves. La sustancia universal es considerada como el receptáculo de la esencia divina; y la esfera de la sustancia- Briah, el mundo creativo- se supone también para recibir y circunscribir los impulsos que se originan en el mundo arquetípico.  Este concepto de receptividad es la idea esencial detrás del simbolismo de la copa. Vau, la tercera letra del nombre, significa "Gancho" o "Clavo", y denota vínculo, o afinidad entre las primeras dos letras.

El vínculo de la unión entre la esencia y la sustancia es por supuesto, el movimiento, o la fuerza activa.
La esfera de esta actividad es el mundo formativo, Yetzirah. El elemento correspondiente es el fuego, la energía radiante universal que es la raíz de todas las fuerzas. Este fuego es el que tenemos que dominar en ocultismo práctico. De ahí que sea representado por el león. En el Tarot está simbolizado por la espada. La Heh final del sagrado nombre es considerada como la síntesis de las otras tres letras, con las que se encuentra en una relación similar a la que existe entre un grano de trigo y la espiga de la que forma parte.
En otras palabras, todas las potencialidades de las otras tres letras están concentradas en la Heh final. Y dado que todas estas potencialidades están involucradas en la esencia divina representada por Yod, se dice que la Heh final es una Yod en germen. Corresponde al más exterior de los cuatro mundos, Assiah, el plano de los fenómenos físicos. Toda condición física es una síntesis de esencia divina, sustancia universal y fuerza activa. Cada fenómeno es una semilla de la que puede desarrollarse una cosecha entera de nuevos fenómenos. Las posibilidades del mundo arquetípico se hacen conocidas por las realidades del plano físico, y la más simple de las cosas tiene capacidad casi ilimitada para desarrollarse. Por lo tanto, el hecho más importante acerca del mundo material es su fecundidad y su poder reproductor inagotables. Por esto el elemento tierra, que representa la sustancia manifestada, la encarnación de la esencia divina, es un tipo. El toro es también un emblema del poder reproductor. El lector verá por sí mismo, después de un momento de reflexión, que el “palo de oros” simboliza correctamente todas estas ideas.

También debemos observar la relación entre las criaturas vivientes y los cuatro signos cardinales del zodíaco. El hombre es Acuario, o portador de agua, un signo de aire. El águila representa Escorpio, un signo ácueo. El león es Leo, el domicilio del sol, o morada de la fuerza radiante. El toro es Tauro, un signo de tierra. Mi amigo, Frank C. Higgins5, F. R. N. S., cuyas investigaciones en simbología comparada han traído a la luz abundante información interesante y valiosa, ha encontrado una relación curiosa entre los signos cardinales6 y el Tetragrámaton. Acuario es el undécimo signo, Escorpio es el octavo, Leo es el quinto, y Tauro es el segundo. Por lo tanto, la suma de los números de los signos es 26, y ésta es también la suma de los valores de las letras Yod, Heh, Vau, Heh.

Consideremos ahora el significado de las cartas de corte. Los Kabalistas dicen que la constitución humana está compuesta de cuatro principios: espíritu, alma, cuerpo astral, y cuerpo físico. Esta clasificación hebrea es simplemente más general que la asumida por los maestros hindúes. El espíritu combina a Atma y Buddhi; el alma incluye a Manas y Kama; el cuerpo astral es tanto Prana como Linga Sharira; el cuerpo físico es Rupa. Cada principio tiene su morada por así decir en uno de los cuatro mundos, aunque su influencia se extiende a todos los demás planos. En los triunfos menores, por lo tanto, cada uno es representado por las cartas de corte de la misma denominación, uno para cada palo. Los Reyes son emblemas del espíritu, el principio soberano, y están relacionados con el palo de varas o bastos. Las Reinas designan el alma, la cual, como receptáculo de la esencia vital del espíritu, está simbolizada por las copas. Los Caballeros, tipificando el cuerpo astral, son hombres de armas y por tanto corresponden a las espadas. Los Pajes, denotando el cuerpo físico, están relacionados con los pentáculos, o monedas. Los palos resumen la doctrina Kabalística de la emanación. De acuerdo con esta enseñanza, el Absoluto ilimitado es el origen de todo. A partir de él surgen diez emanaciones llamadas Sephiroth. Cada Sephirah corresponde a uno de los números de la primitiva década. En el diagrama que se acompaña, conocido como el "Árbol de las Sephiroth", las diez etapas de la emanación están representadas por los círculos. Sus nombres hebreos son: 1. Kether; 2. Chokmah; 3. Binah; 4. Chesed; 5. Geburah; 6. Tiphereth; 7. Netzah; 8. Hod; 9. Iesod; 10. Malkuth. En español pueden ser denominados como: 1. Corona, o Voluntad Primordial; 2. Sabiduría; 3. Entendimiento, o Inteligencia; 4. Misericordia, o Beneficencia; 5. Fuerza, o Justicia; 6. Belleza; 7. Victoria; 8. Esplendor, o Eternidad; 9. Base, Fundamento, o Fecundidad; 10. Reino, o Realización. 

Las Sephiroth son diferentes aspectos o atributos en la manifestación de un y mismo Ser, el Espíritu Supremo, designado por el nombre Ain Suph, que significa “Sin límite o Ilimitado”. Este es el Uno trascendente, libre de toda calificación, llamado Aum en sánscrito. De este Uno se ha escrito: “El Absoluto se describe como „no esto‟, „no aquello, y así sucesivamente, solamente con descripciones negativas. Es idéntico con lo que se llama “Divinas Tinieblas” en la Teología Mística de Dionisio.

Aunque éste Uno no puede ser definido, tenemos motivos para pensar de él como semejante a sus más elevadas manifestaciones. La expresión más alta que conocemos del Ser es la vida, y la esencia de la vida es la inteligencia. Así que decimos que el Absoluto es Conciencia Pura, y afirmamos que Dios es el Conocedor que se conoce a Si Mismo. El hecho de que los nombres de todas las Sephiroth sugieren el trabajo de la mente, indica que la Kabbalah enseña esta doctrina. Se dice además que cada Sephirah es el asiento de una modalidad especial de inteligencia, a saber: 
1. Primera Voluntad    Inteligencia Oculta 
2. Sabiduría           Inteligencia Iluminadora 
3. Entendimiento       Inteligencia Santificante 
4. Misericordia        Inteligencia de Medición 
5. Fuerza              Inteligencia Radical 
6. Belleza             Inteligencia de la Influencia Mediadora 
7. Victoria            Inteligencia Oculta 
8. Esplendor           Inteligencia Perfecta 
9. Fundamento          Inteligencia Purificada 
10. Reino              Inteligencia Resplandeciente

Cuatro Sephiroth son andróginas, y éstas constituyen el pilar medio del árbol Sefirótico. Tres son masculinas, constituyendo el pilar de la mano derecha, o pilar de la misericordia. Las otras tres son femeninas, constituyendo el pilar de la mano izquierda, o pilar de la fuerza o severidad. 

El Zohar dice: “Sabiduría, la segunda Sephirah, y el comienzo del desarrollo, cuando procede del Santo Anciano (Kether) emanado en masculino y femenino, por Sabiduría se expande, y Entendimiento, la tercera Sephirah, proviene de ella, y así se obtiene lo masculino y femenino, verbigracia, Sabiduría el padre y Entendimiento la madre, de cuya unión los otros pares de Sephiroth emanan sucesivamente”. (Zohar III, p. 290). De Sabiduría procede la Misericordia masculina, y el Entendimiento femenino produce la Fuerza. La potencia andrógina, Belleza, emana de la unión de Misericordia y Fuerza. Belleza produce Victoria y Eternidad, masculino y femenino, y de éstos procede la tercera potencia andrógina, Fundamento. 

La última Sephirah, el Reino, emana de Fundamento, y se dice que para circundar, es decir, para incluir a las otras nueve. También es andrógina. Cada sephirah está representada en el Tarot por cuatro cartas de la misma denominación pero de diferente corte, porque la Kabbalah dice que todas las Sephiroth se manifiestan en cada uno de los cuatro mundos. Esto nos da una regla constante para determinar el significado exacto de cualquier carta de corte. El palo define el plano de manifestación, y el valor de la carta muestra lo que la Sephirah está simbolizando. Así pues en los triunfos menores tenemos un sistema mnemotécnico ingenioso que permite que recordemos los principios básicos de la Kabbalah con un mínimo de esfuerzo mental. Pero si esto es todo lo que el Tarot tenía para ofrecernos apenas merecería el alto elogio que ha recibido de muchos ocultistas eminentes. Hasta que no hayamos estudiado los triunfos mayores no nos daremos cuenta completamente de que esta baraja de cartas es probablemente una de las producciones más raras de la mente humana. El mensaje de los arcanos mayores justifica la afirmación de Eliphas Levi: “Un preso carente de libros, que tuviera solamente un Tarot, del que sabría cómo hacer uso, podría, en unos pocos años adquirir una ciencia universal, y conversar con una doctrina sin igual y una elocuencia inagotable”. Cada triunfo mayor ilustra el significado oculto de una letra hebrea. Hasta donde he sido capaz de aprender, la verdadera atribución de estas pinturas al alfabeto hebreo fue puesta por escrito por primera vez en los rituales de la Orden Hermética de la Golden Dawn. Hasta que esa sociedad fue creada, el secreto parece haber sido reservado para los miembros de la escuela interna de ocultistas europeos. Eliphas Levi publicó una versión incorrecta de las correspondencias, pero no sé si él lo hizo porque no conocía el arreglo correcto, o si lo que tenía que decir en relación a esto era meramente uno de los muchos misterios a los que era tan aficionado, es una cuestión que no intentaré resolver.

Su error consistía en poner la carta Cero entre las numeradas veinte y veintiuna, con el resultado de que en sus atribuciones todos los triunfos estaban bien, pero los últimos eran atribuidos a letras equivocadas. Todavía es tan grande su prestigio entre los ocultistas que muchos que nunca debieran haber sido engañados por su arreglo lo han aceptado sin dudar y han malgastado su tiempo tratando de interpretar el Tarot desde este punto de vista equivocado. Los estudiantes más críticos han visto que puede haber un sitio lógico para el Cero en la serie de números consecutivos. El Cero debe venir primero, porque pensamos en la nada como siendo antes de ser algo, de lo no manifestado como precediendo a lo manifestado, de lo potencial (que es no-cosa) como anteponiéndose a lo real. El Cero también se usa para indicar el origen o punto de partida, como en la graduación de un manómetro o de un termómetro. En el Tarot tiene este significado. La carta así numerada es la declaración simbólica inicial a partir de la cual se desarrollan las demás etapas de esta escala jeroglífica. Este triunfo, el Loco, corresponde a Aleph, la primera letra del alfabeto hebreo. El resto de los arcanos mayores, en el orden regular de sus números, están atribuidos a las restantes letras. En esta disposición el octavo triunfo corresponde a Teth, y el undécimo simboliza el significado esotérico de Lamed. En la mayoría de las barajas del Tarot, la clave VIII es la Justicia y la XI es la Fuerza. Sin embargo, el Sepher Yetzirah atribuye a Leo, el quinto signo del zodíaco, a Teth, y dice que Lamed representa a Libra. Basándose en ello, la Orden Hermética de la Golden Dawn transpuso las posiciones de estos triunfos, pues la figura principal en la Fuerza es un león, símbolo de Leo, y la mujer que sostiene la espada y las balanzas ha sido un emblema tanto de Libra como de la justicia durante siglos. Aleister Crowley, una vez que se hizo miembro de la Golden Dawn, siguió el mismo plan en sus explicaciones sobre el Tarot. Arthur E. Waite fue un paso más allá (en la dirección correcta, pienso) y no solamente cambió las posiciones de estas cartas, sino que invirtió sus números, haciendo que la Fuerza sea la VIII y la Justicia la XI. Seguiré su modelo en el trabajo presente. La atribución completa de los triunfos mayores al alfabeto hebreo es como sigue: 

0 El Loco       Álef       XI        La Justicia Lamed 
I El Mago       Beth     XII         El Hombre Colgado Mem 
II La Sacerdotisa Gimel  XIII        La Muerte Nun 
III La Emperatriz Daleth XIV         Templanza Samekh 
IV El Emperador   Heh    XV          El Diablo Ayin 
V El Hierofante   Vau    XVI         La Torre Peh 
VI Los Amantes    Zain   XVII        La Estrella Tzaddi 
VII La Carroza    Cheth  XVII        La Luna Qoph 
VIII Fuerza       Teth   XIX         El Sol Resh 
IX El Ermitaño    Yod    XX          El Juicio Shin 
X La Rueda de la Fortuna Kaph XXI    El Mundo Tau

Estableciendo una relación entre las letras y las cartas nos hemos provisto con muchas pistas sobre el significado de las pinturas. Cada letra hebrea tiene un nombre que indica un objeto material, y todos los objetos representados por las letras tienen una significación simbólica concreta. Además, el Sepher Yetzirah clasifica las letras de la siguiente manera: tres letras madres:- Aleph, Mem, y Shin – que representan a los elementos Aire, Agua y Fuego; siete letras dobles:- Beth, Gimel, Daleth, Kaph, Peh, Resh, Tau las cuales están asignadas a los siete cuerpos celestes de la astronomía antigua (corresponden a los siete chacras o centros de Prana en el cuerpo humano); y doce letras simples: Heh, Vav, Zain, Cheth, Teth, Yod, Lamed, Nun, Samekh, Ayin, Tzaddi, y Qoph – indicando los signos del zodíaco (que también tienen sus correspondencias en el organismo humano). Cada letra doble significa también un par de opuestos. Beth, por ejemplo, es signo de Vida y Muerte, y Daleth está relacionada con el Conocimiento y la Ignorancia. Cada letra simple también significa una facultad o actividad del hombre. Así, Heh representa la vista, y Lamed está relacionada con el trabajo. Existen algunas otras atribuciones, las cuales consideraremos en nuestro estudio detallado de las letras. Cada letra indica también uno de los veintidós senderos de emanación que unen las Sephiroth. 

En su traducción del Sepher Yetzirah, Isadore Kalisch explica que estos senderos son poderes, efectos, clases, formas, grados, o fases de emanación. Cada uno tiene un nombre que incluye la palabra "Inteligencia", modificada por un adjetivo o una frase que muestra el tipo especial de inteligencia atribuida a cada etapa. En el diagrama del Arbol Sefirótico los senderos han sido dados con sus letras correctas, y cada uno tiene también el número y el título del triunfo del Tarot correspondiente. Estará claro ahora que nuestra interpretación no va a estar basada en la simple conjetura o en el ensueño fantástico. A partir de nuestro estudio de las letras y sus implicaciones seremos capaces de formar una idea bastante precisa de lo que deben significar las pinturas antes de que tratemos de analizarlas. Los títulos y los números también nos darán considerable información adicional. Por otra parte, cuando centremos nuestra atención en las pinturas no seremos confundidos por su significado aparente. Con el auxilio de autoridades de nivel, determinaremos el significado de cada elemento en los diseños, y así, por lo menos, llegaremos a conocer exactamente lo que está representado por cada uno de los arcanos mayores. Incluso entonces sólo habremos aprendido el ABC del Tarot. 

Porque las claves pueden ser combinadas en tantas maneras diferentes, y el simbolismo quiere decir tanto, que podemos estudiar las cartas todos los días de una vida y siempre encontraremos algo nuevo en ellas. Debe entenderse entonces que no me comprometo a decirles todo sobre el Tarot, sino que sólo estoy tratando de representar tan claro como sea posible los principios de su construcción y el significado fundamental de sus emblemas, de modo que usted pueda usarlo para profundizar su entendimiento y añadirlo a su conocimiento. Ninguna interpretación puede sustituir al Tarot mismo. Debe proveerse con una baraja de cartas si realmente quiere aprender el secreto velado por ellas. La mejor baraja disponible ahora, y sobre la que he basado los análisis simbólicos dados en los capítulos siguientes, es la pintada por Pamela Coleman Smith bajo la supervisión de Arthur Edward Waite. Puede conseguirse a través de los editores de THE WORD. Continua...

por Paul F. Case

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1 En esta serie que originalmente volvimos publicar en el Diario "La Luz Oculta" en el año 2000, hemos intentado conservar los conceptos originales y el sabor de los artículos. Con ese fin no hemos modernizado ortografías, ni eliminado secciones o editado el material de alguna manera. Por ejemplo, lo que Paul Case escribió después como Qabalah se escribe aquí como Kabbalah; Yesod es escrito como Iesod, etc. 2 Estos artículos fueron obtenidos del material coleccionado y mantenido después en libretas por Paul Case durante un período de más de doce años. Son importantes por varias razones: *La escritura es clara, concisa y completa, sin los velos y las declaraciones intencionadamente engañosas que estaban de moda entre los ocultistas de ese tiempo. * Estos escritos preceden varios años a la admisión de Paul Case en la Orden Alfa y Omega (G.D.) por lo que están libres de cualquier clase de influencias de esa organización. * Los estudiantes de las obras de Paul Case verán aquí la génesis de su serie exhaustiva de lecciones sobre el Tarot. * Ya que estos escritos son producto de las investigaciones y meditaciones propias de Paul Case, más que originarias de las enseñanzas de una escuela específica, está claro que era un alma vieja y experimentada.

3 Gran parte de este material de fondo preliminar sobre el Tarot proviene de la escuela oculta francesa, de la cual Eliphas Levi y Papus eran representantes ilustres. 4 Los atributos tradicionales de los cuatro mundos Cabalísticos, los que Paul Case adoptó más tarde, son: Yod Atziluth Fuego Varas o Bastos Heh Briah Agua Copas Vav Yetzirah Aire Espadas Heh Assiah Tierra Pentáculos u Oros Su inversión completa de los atributos del aire y del fuego, que aquí aparece, podría ser debida a su estudio de las atribuciones ocultas francesas (vea la Historia de la Magia, de Eliphas Levi, lámina VII en la Tableta de Bembine). O, más probablemente, fue el resultado de su propio estudio de textos Cabalísticos clásicos. Aquí se alude a un importante concepto cabalístico.

5Frank C. Higgins era tanto un masón erudito como una influencia formativa importante en Paul F. Case. Jason Lotterhand, que conocía y estudió bajo Paul F.Case muchos años, recordaba a éste como "un hombre simpático, afectuoso, y modesto". Algunas de estas cualidades pueden ser vistas aquí, donde Paul da pleno crédito al Sr. Higgins por el descubrimiento de la relación entre los signos fijos del zodíaco y el Tetragrámaton. Otros principios tales como el Cuadro del Tarot, aspectos del cubo del espacio, etc., también fueron hechos con la ayuda de otros, a quienes Paul dio el reconocimiento completo. Los seguidores y estudiantes posteriores de Paul se auto impusieron la tarea de eliminar tales reseñas de sus obras. Un rasgo que continúa hasta el día de hoy, desafortunadamente. 6 Esto, desde luego, debería leerse como "signos fijos". Esta errata está en el documento original.

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