Nada parece más complicado al primer aspecto que el ser humano. Cómo analizar todos los detalles de la constitución anatómica y fisiológica de este ser, sin hablar hasta de su constitución psicológica.
El Esoterismo busca por todas partes la síntesis y deja el estudio de los detalles a los esfuerzos
poderosos de las ciencias analíticas. Veamos si es posible determinar sintéticamente los
principios que constituyen el ser humano.
Generalmente todos los órganos que constituyen este ser humano aparecen en nosotros en
pleno período de acción. Todo esto le funciona, se agita, se nos manifiesta bajo mil aspectos y es
sólo con la dificultad más grande que se puede determinar las causas poco numerosas a través
de la multiplicidad de los efectos.
Pero he aquí la tarde venida; los miembros doblan, los ojos se cierran, el mundo exterior
mismo no tiene más acción sobre el ser humano, y no tiene más acción sobre el mundo exterior:
duerme. Saquemos provecho de este sueño para comenzar nuestro estudio.
El hombre duerme y sin embargo sus arterias laten;, su corazón funciona y la sangre circula;
sus órganos digestivos continúan su trabajo, y sus pulmones aspiran y espiran rítmicamente el
aire vivificante. Durante este sueño, lo que llamamos el hombre no es capaz de movimiento, ni
de sensación, ni de pensamiento; a él no puede gustar, odiar ni, ser feliz ni, sufrir ni; sus
miembros reposan inertes, su cara es inmóvil, y sin embargo su organismo funciona como si
nada de nuevo fuera en el.
Pues somos hechos forzosamente considerar en el hombre:
1 °-Una parte maquinal que continúa su acción tanto durante el sueño como en la víspera;
es el organismo propiamente dicho.
2 ° - Otra parte, intelectual ésa, apareciendo solamente en el estado de la víspera; es lo que
llamamos la Conciencia, el Espíritu.
El dominio del organismo parece tan bien tajante como el del espíritu. ¿ Pero qué pasa en este
organismo?
Todo lo que depende del Espíritu, los miembros, la cara y sus órganos, la voz, la misma
sensibilidad general, todo esto reposa, lo vimos. Pero todo esto rodea al ser humano, todo esto
es periférico. Es en el interior del tronco, en los tres segmentos que lo constituyen, vientre
pecho o cabeza que pasan los fenómenos de la marcha automática de la máquina humana.
Como toda especie de máquina, el organismo humano posee órganos movidos, una fuerza
motriz y un centro de mantenimiento y de renovación de esta fuerza motriz.
Así, si consideramos, tomando un ejemplo muy material, una locomotora, encontraremos allí
órganos de acero movidos por el vapor, y la renovación de este vapor es mantenida por un
desempeño continuo de calor.
También en el organismo humano encontramos órganos de constitución particular (órganos a
fibras lisas) arterias, venas, órganos digestivos, etc., etc., movidos por la fuerza nerviosa
transportada por las redes del gran simpático. Es así como la vida particular de cada una de las
células que constituye los órganos, es mantenido por la corriente sanguínea arterial. Pues,
órganos, centros de acción de las fuerzas diversas, fuerza motriz nerviosa y fuerza a animadora
sanguínea, tales son los principios esenciales que constituyen la máquina humana en acción.
Pero el hombre se despierta. Algo además viene para añadirse a las fuerzas precedentes. Los
miembros, que reposaban, se agitan; la cara se anima y los ojos se abren; el ser humano que fue
extendido se levanta y habla.
Una vida nueva va a comenzar, mientras que la vida orgánica perseguirá mecánicamente su acción.
El principio que acaba de aparecer esencialmente difiere principios precedentes: tiene sus órganos particulares de acción en el cuerpo (órganos a fibras estriados); tiene un sistema nervioso especial, se sirve del cuerpo como un obrero se sirve de un instrumento, como el mecánico se sirve de la locomotora: gobierna todos estos centros y todos estos órganos periféricos que reposaban en seguida. Este principio, lo llamamos el Espíritu consciente. Si resumimos la exposición precedente, encontramos en el hombre tres principios: que sostiene todo, es EL CUERPO FÍSICO; lo que anima y lo que mueve todo, formando ambos polos del mismo principio, EL ALMA; por fin, lo que gobierna al ser entero, EL ESPÍRITU.
Una vida nueva va a comenzar, mientras que la vida orgánica perseguirá mecánicamente su acción.
El principio que acaba de aparecer esencialmente difiere principios precedentes: tiene sus órganos particulares de acción en el cuerpo (órganos a fibras estriados); tiene un sistema nervioso especial, se sirve del cuerpo como un obrero se sirve de un instrumento, como el mecánico se sirve de la locomotora: gobierna todos estos centros y todos estos órganos periféricos que reposaban en seguida. Este principio, lo llamamos el Espíritu consciente. Si resumimos la exposición precedente, encontramos en el hombre tres principios: que sostiene todo, es EL CUERPO FÍSICO; lo que anima y lo que mueve todo, formando ambos polos del mismo principio, EL ALMA; por fin, lo que gobierna al ser entero, EL ESPÍRITU.
El cuerpo físico, el alma o el mediador agrede con plástico doblemente polarizado, el espíritu
consciente, tales son los tres principios generales que constituyen el ser humano Si se tiene cuidado que el mediador plástico es doble, podemos decir que el hombre es constado
por tres principios orgánicos: lo que sostiene, lo que anima}, lo que mueve. El Cuerpo, el Cuerpo
astral y el Ser psíquico sintetizados y devueltos la unidad de acción por un principio consciente:
lo que gobierna el Espíritu.
He aquí un ejemplo de lo que se llama la Trinidad en la Unidad o Selección - unidad en el
Ocultismo.
LOS TRES PRINCIPIOS
El Ser humano pues es constado por tres principios; el cuerpo físico, el mediador plástico o la alma y el Espíritu consciente. Este último término sintetiza los términos precedentes y transforma en Unidad la Trinidad orgánica. Recordemos que las ocultistas de todas las edades y de todas las escuelas están de acuerdo en esta división fundamental en tres principios. Sin embargo, el análisis de estos principios, el estudio de su acción física, pasional o intelectual, de su localización anatómica o psicológica condujo escuelas diversas a subdivisiones, puramente analíticas, además. Pero la base inmutable de la enseñanza esotérica, es la doctrina de los tres principios.
El cuerpo físico sostiene todos los elementos que constituyen el hombre encarnado. Tiene su centro de acción en el abdomen. El cuerpo astral anima todos los elementos que constituyen el hombre encarnado. Tiene su centro de acción en el pecho y constituye el principio de la Cohesión del Ser humano. El Ser psíquico mueve todos los elementos que constituyen el hombre encarnado, a excepción de los elementos colocados bajo la dependencia del Espíritu; tiene su centro de acción colocado en la parte postéro-inferior de como ella tête. El Espíritu que sintetiza en él los tres principios precedentes, obedece al timón, alumbrado por la Inteligencia y servido por la Voluntad, el organismo entero. El Espíritu tiene su punto de apoyo en el cerebro material; pero, salvo de excepciones raras, completamente no es encarnado en el Ser humano.
EL CUERPO FÍSICO
Que sostiene} todos los elementos constituyentes el ser humano sobre la tierra, es el cuerpo físico.
El Cuerpo físico abastece a su propia constitución el esqueleto, los músculos y los órganos digestivos, así como todas sus dependencias. Abastece al cuerpo astral los hematíes, los órganos circulatorios y todas sus dependencias. Abastece al ser psíquico todos los principios materiales del sistema nervioso ganglionar. Abastece por fin al Espíritu todos los principios materiales del sistema nervioso consciente. Los elementos materiales del ser humano se renuevan bajo la influencia de los alimentos transformados por el aparato de digestión en quilo. El centro de renovación y de acción del cuerpo físico pues está colocado en el abdomen. El Cuerpo físico circula por el organismo por el sistema de los vasos linfáticos, sobre el trayecto de los cuales están colocados ganglios, centros materiales de reserva. El cuerpo físico, dirigido en su marcha orgánica por el Instinto, se manifiesta al Espíritu consciente por las necesidades
EL CUERPO ASTRAL
Que anima} todos los elementos que constituyen el ser humano, es el Cuerpo astral.
El cuerpo astral es el duplicado exacto del cuerpo físico. Constituye una realidad orgánica y
posee órganos físicos, centros de acción y localizaciones.
Los órganos físicos especialmente destinados al cuerpo astral son los órganos de la respiración
y de la circulación y todas sus dependencias.
El centro de acción del cuerpo astral es pues en el pecho. Sus funciones orgánicas se mantienen
bajo la influencia del aire atmosférico, transformado por el aparato respiratorio en fuerza vital
fijada sobre el glóbulo sanguineo.
El aparato circulatorio difunde la fuerza vital en todos los puntos del organismo y abastece al
ser psíquico los principios necesarios para la elaboración de la fuerza nerveuse.
El cuerpo astral, dirigido por el sentimiento, se manifiesta al Espíritu consciente por la Pasión.
EL ENTE PSÍQUICO
Quien mueve todos los elementos que constituyen el organismo humano, es el Ser psíquico.
El Ser psíquico es a propiamente hablado el centro de sublimación y de condensación del
cuerpo astral. Tiene sus órganos físicos de circulación y de acción.
Los órganos físicos especialmente destinados al Ser psíquico son los órganos que constituyen el
sistema nervioso ganglionar y todas sus dependencias (Cerebelo - gran simpático - N.
vasomotores) .
El centro de acción del Ser psíquico es pues en la Cabeza (ida postéro-inferior). Sus funciones
orgánicas se mantienen bajo la influencia de la fuerza vital aportada por la sangre y
transformada por la acción del cerebelo en fuerza nerveuse.
El aparato nervioso de la vida orgánica difunde el movimiento en todos los puntos del
organismo y abastece al Espíritu consciente los elementos necesarios para la elaboración de
Pensamiento.
Él Ser psíquico, ser guiado por la Intuición, se manifiesta al Espíritu por la Inspiración.
EL ESPÍRITU CONCIENTE
Lo que gobierna al ser humano entero, lo que siente lo que piensa y lo que quiere, devolviendo
la trinidad orgánica la unidad de la Conciencia, es el Espíritu inmortal.
El Espíritu tiene, en el ser humano, un dominio de acción bien delimitado con un centro de
acción, órganos y conductores particulares.
Los órganos físicos especialmente destinados al Espíritu son los órganos que constituyen el
sistema nervioso consciente, con todas sus dependencias.
El Espíritu tiene pues como centro de acción la Cabeza. El cuerpo físico le abastece la materia
del sistema nervioso consciente, el cuerpo astral le abastece la fuerza vital que anima esta
materia, el ser psíquico le abastece la fuerza nerviosa necesaria para su acción. Además cada
uno de tres principios abastece al espíritu uno o varios órganos de sensación.
El cuerpo físico abastece al Espíritu el tacto y el gusto, el cuerpo astral le abastece el olfato, el
Ser psíquico le abastece el oído y la vista.
Estos sentidos diversos ponen el Espíritu en contacto con mundo exterior.
El Espíritu es por otra parte en contacto con ser interior que se le manifiesta por el impulso
sensual, pasional o intelectual.
Es por la médula espinal ‘ porción posterior), que las comunicaciones se establecen entre el
Espíritu consciente y cada uno de tres centros orgánicos del ser humano: vientre, Pecho y
Cabeza.
La Esencia del Espíritu consiste en su Libertad de abandonarse a los impulsos venidos del ser
interior o de resistir a eso. Es en la facultad primordial que esencialmente consiste el árbitro
Libre.
El Espíritu, aunque independiente mismo de cada uno de tres centros orgánicos, les actúa sin
embargo, no inmediatamente pero El Espíritu directamente no puede modificar la marcha de los órganos digestivos, sino tiene
todo poder en la elección de los alimentos, y la boca, la puerta de entrada del abdomen, está
bajo la dependencia exclusiva del Espíritu, con Gusto como coadyuvante sensorial.
El Espíritu directamente no puede modificar la marcha de los órganos circulatorios, sino tiene
todo poder en la elección del medio respiratorio, y los hoyos nasales, la puerta de entrada del
pecho, están bajo la dependencia del Espíritu, con Olfato como coadyuvante sensorial.
Resulta de ahí que el Espíritu voluntariamente puede modificar la constitución del cuerpo
físico modificando convenientemente los alimentos (1a fase de magia practica) y que el Espíritu
puede también actuar el cuerpo astral actuando el ritmo respiratorio y modificando por
perfumes especiales el aire atmosférico inspirado (2a fase de magia practica).
Por fin la acción del Espíritu sobre los ojos y las orejas permite desarrollar la clarividencia y
clairaudience consciente (3a fase de magia practica).
Por los alimentos, por el aire inspirado, por las sensaciones, el Espíritu actúa al ser interior, por
los miembros, actúa la Naturaleza.
La laringe, los ojos, considerados como órgano de expresión, la boca, considerada también,
todavía se añaden a los miembros en la acción consciente del Espíritu sobre otros hombres, y el
mundo exterior, sobre el el no yo.
En resumen, las funciones del Espíritu se reducen a los datos siguientes:
Anatomía y fisiología filosófica.
Gracias a los elementos materiales, vitales y psíquicos a él abastezco
por los tres principios del ser interiores, el Espíritu posee
medios especiales de acción.
Lo que huele Él recibe: Ø Del Ser interior impulsos sensuales, animiques e intelectuales.Del el no yo de las sensaciones diversas.
Lo que piensa percibe las ideas que derivan sus estados
diversos y psíquicos, las compara, las clasifica, en tirada su juicio y formula por fin su voluntad.
Lo que quiere actúa luego:
Ø Sobre el Ser interior por las puertas de entrada de los tres centros, las puertas de entrada
que están bajo su dependencia, y por los elementos introducidos en cada uno de tres centros. Puede también actuar laperiferiade su Ser por los miembros. Sobre el El no yo por los miembros colocados bajo su dependencia y por otros ciertos
órganos de expresión: la Voz, la Mirada, el Gesto, etc., etc.
Lo que huele y lo que quiere es en relación directa con los órganos corporales; lo que piensa les
domina al contrario.
De la acción del Abdomen sobre el El no yo (alimento) resulta el quilo; de la acción del Pecho
sobre el El no yo resulta el dinamismo de la sangre; de la acción de la Cabeza sobre el órgano
(la sensación) resulta la idea ¿ Que resulta pues una acción del Espíritu conciente y sobre el Ser interior y sobre el mundo
exterior?
DEL DESTINO
El Ser humano concebido como todo, fábrica, por el empleo libre que hace su voluntad,
elementos que le son confiados, de la posibilidad o de la desgracia para su evolución futura. Es el árbitro libre quien mismo reglamenta el destino de la Mónada humana1.
Esta figura semi-esquemático representa los dominios respectivos del Inconsciente y del
Espíritu consciente en el hombre.
Todo lo que es blanco está colocado bajo la dirección del Inconsciente o sufre la influencia de
este Inconsciente. Todo lo que es teñido en negro está colocado, al contrario, bajo la dirección de
la Voluntad consciente. Las partes figuradas en gris representan la parte sensitiva consciente del
Ser humano, las negras indican las partes motrices
EL MACROCOSMO O LA NATURALEZA
El hombre edificó ciudades soberbias; alrededor de estas ciudades de los campos bien
cultivados se extendieron; en las praderas vimos bellos rebaños pacer en tranquilidad plena;
una sociedad humana, con sus órganos sociales y sus facultades nacionales se fijó en este país
maravilloso de Egipto.
Pero el eje magnético de las civilizaciones se desplazó de un grado, la guerra y el incendio
llevaron sus estragos en las ciudades, las ruinas reemplazaron las ciudades soberbias, las
hierbas locas y los bosques tomaron el sitio de los campos cultivados, las bestias feroces y las
serpientes venenosas sucedieron a gordo rebaños, y, ahora, ninguna sociedad humana aparece
más en estos desiertos.
Cual es pues esta fuerza misteriosa que deshace así las obras de los hombres, que es este
adversario escondido que repite paso a paso posesión de su bien, tan pronto como el hombre
deja de luchar: es la Naturaleza. La Naturaleza, es la fuerza fatal que dirige todo lo que el
hombre percibe alrededor de él en el Universo, desde el sol hasta la brizna de hierba. Esto es
sólo en la tomada de la lucha constantemente, justo sólo desplegando sin cesar los esfuerzos de
su Voluntad el Hombre llega a dominar la Naturaleza y a hacerse a un auxiliar precioso en su
marcha hacia el Futuro. La Voluntad humana es la tan poderosa como la Fatalidad natural;
son dos de las fuerzas cósmicas más elevadas que se hayan manifestado en lo absoluto.
Consideremos un rincón cualquiera de nuestro planeta en la cual la Naturaleza manifiesta su
fuerza sin división con la acción del hombre, y veamos si no reencontramos allí principios y
leyes generales escondidos bajo la multitud de los esfuerzos aparentes.
He aquí un rincón de bosque tropical. La Tierra y sus lechos geológicos entrecortados por
venas metálicas forma la base, el soporte de ella casi totalidad de lo que podemos percibir.
Un arroyo traza silenciosamente su camino en medio de los árboles y las plantas que surgen de
todas partes. Sin el agua fertilizante, actuando en el Planeta como el quilo actúa en el hombre,
nada crecería sobre la Tierra desecada.
Entre estas plantas, insectos circulan rápidos y atareados por la lucha por la existencia. Sobre
estos árboles, aves se divierten, y, en las profundidades del bosque, oímos el silbido de las
serpientes y el rugido de las fieras.
Por encima de todos estos seres vegetales o animales, un fluido sutil circula invisible,
impalpable: el aire atmosférico, el origen del movimiento vital que mueve toda la naturaleza
animada. Por fin, altura, en el cielo, el Sol lanza de sus rayos ardientes este rincón de la tierra.
Los rayos de sol aportan el movimiento al Planeta entero, el movimiento cuyas combinaciones
más o menos intensas con la materia producen todas las fuerzas físicas conocidas. El sol se
condensa en la sustancia de los árboles, de donde el hombre lo extraerá más tarde en el estado
de calor quemando la madera o la hulla. El movimiento llegada del Sol se condensa en el
interior de la Tierra en forma de magnetismo, y se manifiesta en su superficie en forma de
atracción molecular.
Resumamos. - de la Tierra que sostiene}, Agua y el Aire que animan}, del solar Difunto que
mueve creando todas las fuerzas físicas, y la Fatalidad que gobierna la marcha de todas estas
fuerzas y de todos los seres, he aquí aquel de lo que nos aprende la vista de este rincón de
Tierra. ¿ Es todo?
No.
Todas estas fuerzas, todos estos elementos circulan a través de tres reinos, los minerales
lentamente descompuestos por las raíces de los vegetales que los asimilan y los transforman en
sustancia vegetal que los rayos de sol vienen para encargar de principios dinámicos, y que el
aire atmosférico viene para animar.
Pero los animales, cogen a su alimento la sustancia vegetal que digieren y transforman en
sustancia animal. Y la vida universal e idéntica para ser, circula a través de todos los reinos,
animando tanto la brizna de hierba como el cerebro del gran cuadrumano
Tres reinos constituyen el cuerpo material de cada uno de los continentes de nuestro Planeta, y
cada uno de estos tres reinos manifiesta un centro particular del organismo terrestre. El reino
mineral es el esqueleto, el centro de digestión y de excreción, el reino vegetal es el centro
animico que digiere el mineral y purifica sin cesar el aire atmosférico indispensable para
todos los seres; por fin, el reino animal es el centro intelectual, evolucionando el instinto y la
inteligencia a través de la ascensión penosa hacia ella consciencia.
Que sostiene todos los principios en acción sobre el Planeta, es la Tierra con su tripa evolución
mineral, vegetal y animal.
Que anima }, son el Agua y el Aire.
El Agua que actúa en la Naturaleza como la parte liquida
sangre en el hombre, y el Aire que actúa en la Naturaleza como el glóbulo de la sangre en el
hombre.
Lo que mueve, son las fuerzas físico químicas producidas por las combinaciones de los rayos de
sol con la materia orgánica o inorgánica, es el movimiento en su esencia que los antiguos
apelaban Difunto.
De la Tierra, del Agua, del Aire y del Fuego, tales son los cuatro principios que vemos actuar en
la Naturaleza si abandonamos el campo del análisis para quedar en el mismo sitio
esencialmente general. Pues no tememos ser tasados por ignorancia o agobiados bajo el peso del
ridículo atreviéndonos a volver, al fin del siglo XIX, sin temor a los cuatro elementos de la
antigua física de los iniciados.
Pero acabamos de analizar allí, solamente una rincón de nuestro planeta.
Las fuerzas fisico químicas, el Aire, el Agua y la Tierra, únicamente constituyen los principios en acción en la porción de la Naturaleza que nos rodea inmediatamente, lo que los antiguos llamaban el mundo elemental. Prosigamos nuestro análisis. Acabamos de ver hechos que se pasan sobre una parte débil de nuestro planeta. El empleo de la analogía nos permite esperar que, lo mismo que la misma ley dirija la marcha de una célula y la de un órgano en el hombre, también una ley idéntica debe dirigir la marcha de un continente y la de todo el Planeta, concebida como un ser orgánico especial. Nuestro planeta, aislado en el Espacio, baña alternativamente el más grande se vaya de uno de sus hemisferios en el fluido solar. De ahí, la existencia de día y de noche correspondiente a una aspiración y una espiración del ser humano.
En el organismo humano: el fluido reparador, la
sangre, circula a través de los órganos que baña. En el organismo del mundo, al contrario, son
los planetas (órganos del sistema solar), que circulan por el fluido solar reparador. La Tierra
aspira el movimiento por el ecuador y lo espira por los polos1.
Nuestro planeta recibe del mundo exterior tres influjos especiales:
1 ° el Sol
2 ° El de la Luna, el satélite de la Tierra
3 ° El de otros planetas del sistema solar (consideramos las estrellas fijas como demasiado
alejadas para tener una acción especial sobre los planetas).
El estudio de estas corrientes fluídicas y de su acción fisiológica constituye la astrología.
Pero nuestra Tierra suelta por su parte varios fluidos:
1 ° inmediatamente es rodeada de un lecho atmosférico especial.
2 ° es luminosa vista otros planetas.
3 ° posee una fuerza de atracción particular que actúa tanto los cuerpos colocados en la
superficie del planeta como la luna y especialmente también otros planetas del sistema.
La Luna que es una dependencia cósmica de la Tierra vuelve a su esfera de atracción, y el
planeta unido con su satélite forma un sistema planetario. La Luna actúa enfrente de la Tierra
como el Gran simpático enfrente del organismo humano, y regulariza y distribuye la fuerza
dinámica, y por ahí dirige el crecimiento y la disminución de todos los organismos vivos, sobre
tu Tierra.
Pero la Tierra y su satélite forman sólo uno de los órganos de nuestro sistema solar que, sólo,
constituye todo, un organismo especial en el Universo.
Un sistema solar es constado:
De órganos materiales jerarquizados en tres categorías:
1 ° Los Satélites que obedecen a la atracción de un Planeta;
2 ° Los Planetas que obedecen a la atracción de un Sol;
3 ° Un Sol que obedece a la atracción de un centro particular.
Entre los satélites y los planetas actúan las fuerzas fisico químicas y los fluidos dichos
elementales.
Entre los Planetas y el Sol actúan las fuerzas cósmicas y los fluidos dichos astrales.
Entre el Sol y el centro más elevado de atracción actúan los forzados phychiques (sic) y los
fluidos dichos principiateurs.
Para un planeta de un sistema solar, (o) satélite actúa pues como el abdomen actúa en el
hombre, el sol actúa como el corazón en el hombre, y el centro de atracción del Sol actúa como
la cabeza en el hombre.
En resumen, un sistema solar comprende tres órdenes de principios:
Lo que sostiene: los órganos del sistema: satélites, planetas y Sol.
Lo que anima: fluido dinámico emanado del Sol.
Lo que mueve: fuerza de atracción localizada en los satélites del planeta y en el sol y emanada
del centro de atracción del Sol.
Lo que gobierna: la fuerza cósmica llamada Natural o Destino.
La antigua física del hermétistes consideraba el Universo como constituido por tres planos o
mundos.
1 ° El mundo elemental constituido por las fuerzas en acción sobre nuestro planeta, llamado
también mundo sublunar, y cuyo dominio se extendía de la Tierra a su satélite: la Luna,
(dominio de las fuerzas fisico químicas.)
2 ° El mundo de sin aberturas constituido por las fuerzas en acción en el sistema solar. Y el que
el dominio se extendía del sol a los planetas del sistema (dominio de las fuerzas astrales.)
3 ° El mundo entero constituido por las fuerzas en acción en el Universo entero, y cuyo
dominio, se extendía del centro (todavía poco determinado científicamente) de atracción de
nuestro sol el sol situados en la misma esfera de atracción (dominio de las fuerzas y principios.)
Y estos tres planos no constituían centros*de acción acción estrictamente delimitados. Lo
mismo que, en el hombre, reencontramos en todas las partes del organismo de la linfa, sangre y
la acción nerviosa, aunque el abdomen, el tórax y la cabeza sean los planos que centralizan la
acción de estos tres elementos, también, en el menor planeta reencontramos fuerzas físicas
respectivas de la vida y de la atracción, la manifestación del mundo elemental, del mundo de los
sin aberturas y del mundo empírico.
EL ARQUETIPO
Cuando queremos figurarnos el hombre, es siempre la imagen su cuerpo físico que se presenta
los primeros a nuestro espíritu.
Y sin embargo, poca reflexión basta para nosotros: dar a entender que. Este cuerpo físico sólo
sostiene y sólo manifestar al hombre verdadero, el Espíritu que lo gobierna.
Podemos quitar millones de células de este cuerpo físico cortando a un miembro sin que para
esto la unidad de la Conciencia sufra el menor atentado. El hombre intelectual mismo que está
en nosotros es independiente de órganos que son sólo y medios do comunicación.
No es verdad de allí menos sin embargo que, para nosotros, en nuestro estado actual, estos
órganos físicos son los más útiles, son los mismos indispensables para permitirnos subir a la
acción del Espíritu y comprenderlo. Bajo esta base totalmente física, nuestras deducciones
tomarán el carácter vago y la mística datos exclusivamente metafísicos.
Pero un análisis totalmente superficial puede sólo nosotros conducir a confundir al hombre
intelectual con hombre orgánico, o a devolver la Voluntad totalmente solidaria de la marcha de
los órganos.
Entonces, cuando se trata de tratar la cuestión de Dios, caemos la mayoría de las veces en uno
de los excesos lo que acabamos de señalar a propósito del hombre.
El conjunto de los seres existentes y de las cosas que sostiene y manifiesta la Divinidad como el
cuerpo físico del hombre sostiene y manifiesta el Espíritu.
Querer negociar a Dios sin apoyarse en todas estas manifestaciones físicas, es correr peligro de
perderse en las nubes de la metafísica, es permanecer incomprensible la mayoría de las
inteligencias.
Es pues apretándonos la ' constitución del hombre de una parte y la del Universo
de otra quien vamos a esforzarnos por darnos cuenta de Dios.
En el hombre, vimos a un ser físico, o más bien orgánico, funcionando de modo maquinal tanto
durante la víspera como durante el sueño. Por encima de este ser orgánico, determinamos otro:
el ser intelectual que entra en acción desde el despertar y manifestando casi exclusivamente
durante el estado de la víspera.
Allí ida orgánico del ser humano responde a la idea que nos hicimos de la Naturaleza. Es la
misma ley fatal y regular que dirige la marcha del hombre orgánico,como El del Universo,
este último que fue formado por órganos cósmicos en lugar de ser formado por órganos
humanos.
El ser intelectual en. El hombre responderá como consecuencia, pero de modo muy elemental, a
la idea que podemos hacernos de Dios, Las relaciones del hombre físico al hombre intelectual
nos alumbrarán sobre las relaciones de la Naturaleza y del Dios, como las relaciones entre el ser
físicos y el Espíritu en el hombre que puede alumbrarnos analogicamente sobre las relaciones
del Hombre con Dios.
Por ahí, podemos desde ahora poner en principio que, si nuestra analogía es verdadera, Dios, aunque manifestado por la Humanidad y por la Naturaleza, aunque actuando estos dos grandes principios cósmicos, tiene sin embargo una existencia limpia e independiente. ° Pero la Primera Unidad tan concebida no tiene que intervenir más en! Tiene marcha de las leyes naturales que el Espíritu consciente del hombre interviene, en el estado normal, en la marcha del corazón y en la del hígado.
El hombre es el solo creador y el solo juez de su destino. Es libre de actuar â su modo en el
círculo de su fatalidad, tanto como un viajero puede, en, un tren o en un vapor, actuar como él
él plait en su cabina o en su compartimiento. Dios no puede ser hecho más cómplice de faltas
humanas que el jefe del tren o el capitán del vapor son responsables de fantasías de los viajeros
que conducen adelante.
° Hay que pues, con el fin de evitar todo error en la continuación, bien distinguir que Dios, tal,
como aparece a primera vista, es el conjunto de todo lo que existe, lo mismo que! ' Hombre es el
conjunto de todos los órganos y de todas las facultades que aparecen en primer lugar.
Pero el hombre verdadero, el Espíritu, es distinto del cuerpo físico, del cuerpo astral y del ser
psíquico, que percibe y que domina. Del mismo Dios-unidad es distinto de la Naturaleza y de la
Humanidad que percibe y que domina. Al hablar de modo grosero, la Naturaleza es el cuerpo
de Dios, y la Humanidad es la vida de Dios. Pero tanto como el cuerpo material es el cuerpo del
hombre, y el cuerpo astral y el Ser psíquico son los principios vitales del hombre; se trata allí
del hombre orgánico y no del hombre Espíritu, que, todavía desnudo la vez, usa. De estos
principios que como medio de manifestacion.
No es verdad de allí menos sin embargo que el Espíritu del hombre está en relación por el
sentido interno con la menor parcela de su organismo, parcela la cual no puede actuar, sino la
cual, ella, puede manifestarse al Espíritu por el sufrimiento.
También, Dios está presente
médiatement o inmediatamente en la menor parcela de la creación, está en cada uno de
nosotros; así como la conciencia humana está presente en calidad de receptora o de motriz
consciente en cada una de nuestras células corporales.
La Naturaleza y el Hombre actúan pues libremente rodeados de todas partes por la acción
divina circunferencial que arrastra el Universo hacia el Progreso, sin intervenir
despóticamente en las leyes naturales o en las acciones humanas. Así el capitán del vapor que
actúa el timón de su embarcación navega hacia el fin del viaje sin intervenir en el detalle de la
maquinaria motriz (imagen de la naturaleza), o en las ocupaciones de los pasajeros. El capitán
obedece al timón circunferencialmente el sistema general; tiene sólo hacer lo que pasa dentro
de las cabinas.
Sin embargo la acción del capitán se ejercita sino inmediatamente, por lo menos mediatamente.
1 ° Sobre la maquinaria por el portavoz.
2 ° Sobre los viajeros por los reglamentos de bordo elaborados por él capitán.
En Cábala, llamamos a Padre el principio divino que actúa la marcha general del Universo
(acción sobre la Barra), Hijo el principio en acción en la Humanidad, y Espíritu Santo el
principio en acción en la Naturaleza. Estos términos místicos indican las aplicaciones diversas
de la fuerza creadora universal.
LA UNIDAD
El Universo concebido como uno totalmente animado es constado por tres principios que son:
la Naturaleza, el Hombre y El dios, o, para emplear el lenguaje del herméticos , el Macrocosmo,
el Microcosmo y el Archétype.
El hombre es llamado microcosmo o pequeña gente porque contiene analogicamente en él lles
leyes que rigen Univers.
La Naturaleza forma el punto de apoyo y el centro de manifestación general de otros
principios.
El hombre que actúa la Naturaleza por la acción, otros hombres por el Verbo, y se eleva hasta
Dios por la Oración y el Éxtasis constituye el lazo que une la creación con creador.
Dios que envuelve con su acción providencial los dominios en los cuales actúan libremente otros
principios, domina el Universo y ramifica sus todos los elementos a la unidad de dirección y de
acción.
Dios se manifiesta en el Universo por la acción de la Providencia que. Viene para alumbrar el
hombre en su marcha; pero quien no puede ponerse allí enérgicamente en acción dos otras
fuerzas primordiales.
El Hombre se manifiesta en el Universo por la acción de la Voluntad que le permite luchar
contra el Destino y hacerlo al servidor de sus concepciones. En la aplicación de sus voliciones
en el mundo exterior, el hombre tiene toda libertad de acudir a las luces de la Providencia o de
despreciar la acción.
La naturaleza se manifiesta en el Universo por la acción del Destino que perpetúa de manera
inmutable y en una orden estrictamente determinada los tipos fundamentales que constituyen
su base de acción.
Los hechos son del dominio de la Naturaleza, las Leyes del dominio del hombre, los principios
del dominio de Dios.
Dios crea siempre sólo en principio. La Naturaleza desarrolla los Principios creas para
constituir los hechos, y el hombre, estableciendo, por el empleo que hace su voluntad de las
facultades que posee, los relatamos los que unen los hechos con los Principios, transforma y
perfecciona estos hechos por la creación de las Leyes.
Pero un hecho, cualquiera simple que sea, siempre es sólo la traducción por la naturaleza d un
principio emanado de Dios, y el Hombre puede siempre restablecer el lazo que conecta otra vez
el hecho visible al principio invisible, y esto por la enunciación de una Ley. (Fundamento del
método analógico.)
Un vapor es lanzado sobre el inmenso Océano y navega hacia el fin asignado por el término del
viaje.
Todo lo que contiene el vapor es llevado adelante.
Y sin embargo cada uno es libre de organizar su cabina como él plait. Cada uno es libre de
subir sobre el puente contemplar el infinito o de descender a fondo de cala.
El progreso
adelante se efectúa cada día para la masa total; pero cada individualidad es libre de actuar a su
guisa en el círculo de acción que le es destinado en división.
Todas las clases sociales están allí sobre esta embarcación, desde el pobre emigrante, que se
acuesta totalmente vestido en un saco, hasta el yanqui rico, que ocupa una buena cabina.
Y la velocidad es la misma para ellos todos, ricos, pobres, grandes y pequeños ellos todos
acabarán al mismo tiempo en el término del viaje.
Una máquina inconsciente que funciona según leyes estrictas mueve el sistema entero.
Una fuerza ciega (el vapor) canalizado en tubos y órganos de metal generado por un factor
especial (el calor) anima la máquina muy entera.
Una voluntad, dominando y la máquina orgánica y el conjunto de los pasajeros, gobernar todo:
el capitán.
Indiferente a la acción particular de cada pasajero, el capitán, los ojos fijados sobre el fin que
hay que alcanzar, la mano - a la barra, conduce el organismo inmenso hacia el término del
viaje, consagrándosele sus órdenes al ejército de las inteligencias que le obedecen.
El Capitán directamente no manda la hélice quién mueve el vapor, tiene acción inmediata sólo
sobre el timón
Así el Universo puede ser comparado con un vapor inmenso del que está lo que llamamos Dios
tiene el timón; la Naturaleza es la maquinaria sintetizada en la hélice que hace matcher todo el
sistema ciegamente según leyes estrictas, y los humanos son los Pasajeros.
El Progreso existe, general, para todo el sistema, pero cada ser humano es absolutamente libre
en el círculo de su fatalidad.
Pezón es la imagen que pinta bastante claramente las enseñanzas del Ocultismo sobre esta
cuestión.
DR. GERARD ENCAUSSE PAPUS
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