sábado, 30 de marzo de 2019

La Tradición Hermética



De todas las tradiciones espirituales conocidas en Occidente, la de Hermes, el Tres Veces Grande, puede vanagloriarse de ser la más antigua. Expuesta a alteraciones por el transcurso del tiempo, la Tradición Hermética se arraiga en el pasado egipcio más remoto. Allí cae la máscara de Hermes para revelar a Thoth, el de la cabeza de ibis, el primer dador del conocimiento a la humanidad. Este conocimiento aún perdura entre nosotros conservado a través de siglos por una invisible comunidad de adeptos conocidos y desconocidos.

Un dios dador de conocimiento difiere mucho de un dios salvador sufriente como Osiris, o de una diosa madre amante como Isis. Cada aspecto de la divinidad apela a un tipo psico–espiritual diferente y cada uno de ellos puede conducir por diferentes sendas a un solo objetivo. El camino que lleva al conocimiento tiene un doble propósito. Primero, enseñar técnicas y prácticas para superar las limitaciones humanas como el trauma de la muerte y segundo, estudiar el orden cósmico y trabajar dentro de él. Cuando estos dos objetivos coinciden, tenemos una forma de hermetismo.

El mundo clásico tempranamente sintió la atracción por Egipto y sus misterios, aunque fuese un Egipto de pasadas glorias. Pitágoras se encontró entre aquellos que visitaron la "Tierra de Chem" para adquirir sus iniciaciones e incorporarlas a su propia filosofía. A nivel religioso, los cultos egipcios se introdujeron al mundo clásico con las conquistas de Alejandro el Grande. El mismo Alejandro se representaba portando los cuernos de carnero de Amón, dios de Tebas. A Roma fue Isis, cuyo culto llegó a ser uno de los más espléndidos bajo los Emperadores. En Alejandría y otros centros de habla griega surgió Serapis como un amistoso rival de Zeus, pero fue Thoth quien congenió más con la mente filosófica.

En el mito egipcio, Thoth es descrito varias veces como el espíritu e inteligencia del Creador; dios del saber y de la curación, juez de disputas celestiales y secretario de los dioses; el que pesa las almas de los difuntos. Fue él quien profirió las palabras que tejen los divididos miembros de Osiris. Thoth inventó números y midió el tiempo. En su abstracción máxima, Thoth fué un dios de transiciones, del caos al cosmos, de las disputas al entendimiento, de la muerte al renacer, de causas a efectos. Más concretamente, se le consideraba como un dios de encantamientos y de la astrología, de la medicina popular y el maestro–instructor en plantas y minerales.

Todo esto venía con Thoth mientras iba tomando una apariencia griega. El dios griego Hermes también había sido un dios de transiciones: un señalador de fronteras, un guía de almas al Hades, mensajero entre el Olimpo y la tierra, patrón de mercaderes y ladrones. Cuando se le dió ese nombre a Thoth con el epíteto de Trismegisto ("Tres Veces Grande"), éste asumió la apariencia de filósofo–rey, recreando para la época helénica, la memoria de aquellos hombres divinos o dioses encarnados que habían educado a la raza humana. Existen resonancias de ellos en toda tierra, como Zoroastro, Fo-hi, Tubalcaín, Quetzalcoátl, Dionisio, Orfeo, etc.

Los escritos griegos atribuidos a Hermes Trismegisto no constituyen un canon más unificado que el de las escrituras judías o cristianas. Estos son una serie de escritos doctrinales e inspirados de varios autores con variaciones en torno de algunos grandes temas, tales como: la bondad absoluta de Dios, quien es a la vez Uno y Todo; la auto–revelación de la Mente divina en el cosmos; el universo como una emanación de seres vivos dentro de un orden jerárquico; la constitución única del ser humano como microcosmos; el camino hacia la regeneración y el conocimiento directo de Dios. El Corpus Hermeticum exponía nuevamente estos temas en beneficio de los cosmopolitas de habla griega que vivían bajo el Imperio Romano.

Al igual que Thoth tenía su aspecto popular, el Corpus Hermeticum tiene su aspecto apócrifo en el que Hermes se convierte en el señor de las ciencias ocultas, el revelador de la medicina astrológica y de la magia simpática por la cual se atraen influencias del cielo y se fijan en talismanes. Hay un ejemplo hasta en el Asclepius, cuando describe cómo los egipcios infunden dioses en estatuas. Por último pero no menos importante, la filosofía natural de Hermes y su conocimiento de lo oculto se aunaron para hacer de él el padre de la alquimia, el arte egipcio de la transmutación.

La imagen mítica central del Hermetismo aparece en el primer tratado del Corpus Hermeticum, "Poimandrés, el Pastor de los Hombres". Es la descripción de la ascensión del alma después de la muerte y la rendición de sus energías a las sucesivas esferas de los siete planetas. Cuando esta ha renunciado a todas ellas, puede entonces atravesar la Octava Esfera (las Estrellas Fijas) y unirse a la compañía de los Benditos. Esta es una versión cósmica de la ordalía descrita en el Libro de los Muertos de los egipcios (o la "Salida a la Luz del Día"), en donde el alma debe atravesar los diversos corredores del Otro Mundo y ser contrapesada con una pluma en una balanza antes de poder ingresar al Paraíso de Osiris.

El aspecto filosófico del Hermetismo se basa en la doctrina de las correspondencias. En la ascensión Hermética, cada planeta corresponde a determinado poder del alma: Mercurio a la inteligencia, Venus al deseo, Marte a la ira, etc. Así, el ser humano es un microcosmos que contiene, en pequeño, las mismas energías que el macrocosmos. Si imaginamos la tierra en el centro del universo, el alma ha adquirido estas energías en su viaje descendente, (o interior) desde las regiones celestiales a través de las esferas planetarias y surge a la vida terrena via el vientre materno, llena de potencialidades y tendencias que son delineadas por su horóscopo natal. Durante la vida el alma trabaja con estas potencialidades con la esperanza de refinarlas para que emerjan como virtudes. Si logra su objetivo, al abandonar su cuerpo en la muerte, es luz y, desembarazada, está lista para ascender (al exterior) a su lugar de origen. Si por el contrario, las energías se han coagulado en vicios, entonces el viaje ascendente se tornará difícil y el alma podría permanecer atrapada en la atmósfera de la tierra, un tormento para ella misma y una ponzoña para sus compañeras.

Esta es la doctrina Hermética tal como se entiende generalmente. Sin embargo, según las escuelas modernas de alquimia, que han roto con la estricta secretividad del pasado, no queda nada de las almas de la mayoría de las personas una vez han sido filtradas por las esferas planetarias. La mayor parte de ellas serán extintas como personalidades, poco después de la muerte, y tal vez luego recicladas como personas totalmente diferentes. Para ponerlo más sencillamente, no existe garantía alguna acerca de la inmortalidad personal, a pesar de lo que puedan decir en contrario doctrinas consoladoras.

La ambición del adepto es sobrevivir a esta disolución general y, si volviera a encarnar, hacerlo sólo por elección deliberada y no por una atadura a un proceso natural como el resto de las personas. Para atravesar más allá de los límites del cosmos (simbolizado por la esfera estelar) y entrar conscientemente a otra forma de vida, el adepto debe haber forjado durante su vida un "cuerpo radiante" como vehículo para su individualidad. Se dice que este proceso es puramente científico y no tiene nada que ver con la fe o la religión. Las técnicas requeridas se han enseñado en escuelas muy restringidas y de varias formas apropiadas para las diferentes culturas de Oriente y Occidente, Norte y Sur.

Conocer esta corriente hiper–esotérica facilita la comprensión de la alquimia. En la alquimia operativa o física, el forjado del cuerpo radiante va en paralelo con eventos químicos, y su terminación la marca el surgimiento de la Piedra Filosofal. Hay evidentemente objetivos intermedios que se consideran dignos de ser alcanzados: el asunto es extremadamente complejo. Alternativamente, la alquimia puede ser totalmente interna, consistiendo en meditaciones, ejercicios de respiración, magia sexual, etc.

Pero sería un grave error suponer que sólo la vida del adepto vale la pena, ya que únicamente él logra la inmortalidad personal. En un sentido, el objetivo del adepto es contra la Naturaleza y, como toda ciencia es amoral, podría preservar personalidades que, desde nuestro punto de vista, son malvadas. (La versión esotérica del "mito de supervivencia hitleriana" es un caso).

El Hermeticismo, no se limita a esto. Contrariamente a las filosofías que rechazan al mundo, éste acepta y abraza jubilosamente todo el proceso de in–carnación y ex–carnación. Debido a que el mundo físico está imbuido de influencias celestiales es un lugar de belleza y maravilla. La Naturaleza es un libro en donde se puede leer la sabiduría de la Mente Divina. Recordemos que a Thoth se lo relacionaba al conocimiento útil: las artes y las ciencias que mejoran la calidad de la vida como la música, las matemáticas y la escritura. Obviamente, la alquimia misma se inició con la tecnología de los metales. Cuando la mera existencia animal se eleva debido a las artes y las ciencias y las personas se vuelven conscientes de la Mente Divina a través de las obras de la Naturaleza, es que los dones de Thoth están dando fruto.

Después del Imperio Romano, el Hermetismo, o las doctrinas del Corpus Hermeticum, se expandieron hacia el Hermeticismo, término más amplio que abarca mucha de la tradición esotérica de Occidente. Las tres religiones abrahámicas encontraron un espacio para él aunque a veces mezquinamente. Entró en el Islam gracias a los sabeos de Harrán (en Turquía, cerca de la frontera con Siria), centro de la antigua industria del cobre y de una secta que mezcló la adoración de las estrellas con el neopitagorismo, neoplatonismo y la alquimia práctica. Sus patronos, Hermes y Agathodaimon se transformaron en los profetas musulmanes Idris (= Enoch) y Seth. Por más de un siglo, Harrán fue también la sede de una escuela de traductores que se especializó en matemática y astronomía griega, transmitiendo así mucha de la tradición pitagórica al mundo musulmán. En el siglo X, la Hermandad de la Pureza de Basra (Irak) compiló una enciclopedia de todas las artes y las ciencias, incluyendo la teúrgia y la magia, la cual fue estudiada por los drusos, por la secta de los asesinos y por la mayoría de las escuelas sufíes. Actualmente, todavía se lee. De esta forma, el Hermeticismo pasó al verdadero corazón del esoterismo islámico.

En el judaísmo, la influencia hermética surgió en la Cábala. El breve y fundamental texto cabalístico Sepher Yetsirah (el "Libro de la Formación", siglo III d. C.?) expone una cosmología basada en la doctrina de correspondencias, especialmente la del septenario de los planetas, días de la semana, aperturas de la cabeza, etc. y la del dodecanato del zodíaco, las direcciones del espacio, los meses, los órganos del cuerpo, etc. Describe un cosmos no desgarrado entre el bien y el mal, sino suspendido en la polaridad por energías positivas y negativas. El método de salvación es por medio de la toma de conciencia de uno mismo como microcosmos, sentando al "Rey en Su Trono" (la presencia divina) en el centro de la vida. De nuevo, tenemos una doctrina que afirma la naturaleza y el cuerpo y está dedicada a la realización del macrocosmos en el microcosmos. La idea esotérica de Israel, es también una idea hermética: la de que los judíos están llamados a dar testimonio del orden divino en la tierra. Al igual que en el Hermetismo, la tierra, incluyendo el cuerpo humano, está llena de influencias celestes, por lo que la forma de vida judía está diseñada para asegurar que toda acción conlleve un significado espiritual.

En Bizancio el Corpus Hermeticum fue preservado por la escuela de Pselos bajo la bandera del neoplatonismo y de ahí pasó a Italia, y a un nuevo ímpetu. La traducción latina de Marsilio Ficino fue presentada a Cosme de Medici en 1463 y, en el siguiente siglo y medio, marcó el mundo intelectual. La idea de que Dios había hablado no sólo a los judíos sino también a los paganos condujo, en círculos selectos, a la renovación de un sentido religioso universal, como el que existió por última vez bajo el Imperio Romano. El Hermetismo sirvió como campo neutral tanto a protestantes como a católicos. El Hermeticismo, o la búsqueda de la alquimia y las otras ciencias ocultas a las cuales el Hermetismo provee el soporte intelectual, floreció como nunca antes.

Debido a que esencialmente es una enseñanza cosmológica y práctica, en vez de una teología, el Hermeticismo puede coexistir con cualquiera de las religiones abrahámicas. Su antecedente histórico, contrario al de las anteriores, está libre de intolerancia y derramamiento de sangre. La forma de vida hermética, que es ciencia, contemplación y autorrefinamiento no entra en conflicto con la fe o las prácticas religiosas. Por estas razones, el terreno hermético es un lugar de confluencia ideal para cristianos, judíos, musulmanes y para aquellos de otras religiones o de ninguna. Ofrece un análisis de la condición humana dentro del cosmos y una variedad de métodos para hacer el mejor uso de esta condición.
La Masonería ha sido la creación más duradera de la Tradición Hermética en Occidente, llevándola a través de la era del escepticismo y del cientismo. El simbolismo masónico es totalmente hermético, aun cuando no es obviamente egipcio. La imagen del Gran Arquitecto del Universo formando a los hombres como piedras en bruto para ser labradas hasta ser bloques perfectos del Templo Cósmico se remonta al Demiurgos de Platón (no confundirlo con el engañoso Demiurgo del Gnosticismo). Las etapas de la iniciación están, como los pasos en el ascenso Hermético, llenas de simbolismo planetario. La regla que evita toda discusión religiosa en la Logia elimina uno de los principales obstáculos para la hermandad del hombre: la discordia sectaria.

En la actualidad, las religiones abrahámicas se ocupan de temas verdaderamente no–Herméticos, mientras que la Masonería generalmente no es más que otra orden fraternal. En cierta forma, esto ha sido ventajoso para la Tradición Hermética ya que ahora no tiene por qué estar acollarada a otras instituciones. De hecho, se ha vuelto su propia iglesia, desarrollando su lado más exotérico como el movimiento new age. Un repaso a la historia confirma el diagnóstico. Al igual que el Hermetismo del Renacimiento que esperaba restaurar la paz al mundo cristiano y la sensatez a la humanidad en guerra, el movimiento new age es ecuménico, no dogmático y pacifista. Como los alquimistas que creían que toda materia está en vías de transformarse en oro, los new agers se dedican a la transformación personal y a la realización del potencial latente en cada uno. 

Las ciencias ocultas florecen permitiendo sus formas más superficiales en los sistemas de adivinación (Tarot, Runas, I Ching), la astrología, la ciencia de las plantas (la medicina con hierbas) y las piedras (cristales). Así como Paracelso recorrió Europa conversando con leñadores y mujeres sabias, los new agers buscan y valoran la sabiduría de los indígenas. Y, la fiesta que está programada para la Noche de Año Nuevo de 1999, en la Pirámide de Guizeh, será una forma simbólica de decir que la Tradición Hermética ha vuelto a casa.

Como toda manifestación exotérica, el new age tiene sus aspectos desafortunados. Pero en su peor aspecto es más tonto que malo y, para un observador extraterrestre, parecería la más humana y ecológica de todas nuestras religiones. Además, ofrece salidas que no están selladas por dogmas o autoridad religiosa, por medio de las cuales unos pocos auto–escogidos podrían pasar a aprender una sabiduría más profunda.

JOSCELYN GODWIN


viernes, 29 de marzo de 2019

LA CIENCIA DE LOS MAGOS - EL MACROCOSMO O LA NATURALEZA




Nada parece más complicado al primer aspecto que el ser humano. Cómo analizar todos los detalles de la constitución anatómica y fisiológica de este ser, sin hablar hasta de su constitución psicológica.
El Esoterismo busca por todas partes la síntesis y deja el estudio de los detalles a los esfuerzos poderosos de las ciencias analíticas. Veamos si es posible determinar sintéticamente los principios que constituyen el ser humano. Generalmente todos los órganos que constituyen este ser humano aparecen en nosotros en pleno período de acción. Todo esto le funciona, se agita, se nos manifiesta bajo mil aspectos y es sólo con la dificultad más grande que se puede determinar las causas poco numerosas a través de la multiplicidad de los efectos. Pero he aquí la tarde venida; los miembros doblan, los ojos se cierran, el mundo exterior mismo no tiene más acción sobre el ser humano, y no tiene más acción sobre el mundo exterior: duerme. Saquemos provecho de este sueño para comenzar nuestro estudio.

El hombre duerme y sin embargo sus arterias laten;, su corazón funciona y la sangre circula; sus órganos digestivos continúan su trabajo, y sus pulmones aspiran y espiran rítmicamente el aire vivificante. Durante este sueño, lo que llamamos el hombre no es capaz de movimiento, ni de sensación, ni de pensamiento; a él no puede gustar, odiar ni, ser feliz ni, sufrir ni; sus miembros reposan inertes, su cara es inmóvil, y sin embargo su organismo funciona como si nada de nuevo fuera en el. 

Pues somos hechos forzosamente considerar en el hombre: 

1 °-Una parte maquinal que continúa su acción tanto durante el sueño como en la víspera; es el organismo propiamente dicho. 

2 ° - Otra parte, intelectual ésa, apareciendo solamente en el estado de la víspera; es lo que llamamos la Conciencia, el Espíritu. El dominio del organismo parece tan bien tajante como el del espíritu. ¿ Pero qué pasa en este organismo? Todo lo que depende del Espíritu, los miembros, la cara y sus órganos, la voz, la misma sensibilidad general, todo esto reposa, lo vimos. Pero todo esto rodea al ser humano, todo esto es periférico. Es en el interior del tronco, en los tres segmentos que lo constituyen, vientre pecho o cabeza que pasan los fenómenos de la marcha automática de la máquina humana. Como toda especie de máquina, el organismo humano posee órganos movidos, una fuerza motriz y un centro de mantenimiento y de renovación de esta fuerza motriz. Así, si consideramos, tomando un ejemplo muy material, una locomotora, encontraremos allí órganos de acero movidos por el vapor, y la renovación de este vapor es mantenida por un desempeño continuo de calor.

También en el organismo humano encontramos órganos de constitución particular (órganos a fibras lisas) arterias, venas, órganos digestivos, etc., etc., movidos por la fuerza nerviosa transportada por las redes del gran simpático. Es así como la vida particular de cada una de las células que constituye los órganos, es mantenido por la corriente sanguínea arterial. Pues, órganos, centros de acción de las fuerzas diversas, fuerza motriz nerviosa y fuerza a animadora sanguínea, tales son los principios esenciales que constituyen la máquina humana en acción. Pero el hombre se despierta. Algo además viene para añadirse a las fuerzas precedentes. Los miembros, que reposaban, se agitan; la cara se anima y los ojos se abren; el ser humano que fue extendido se levanta y habla.

Una vida nueva va a comenzar, mientras que la vida orgánica perseguirá mecánicamente su acción.
El principio que acaba de aparecer esencialmente difiere principios precedentes: tiene sus órganos particulares de acción en el cuerpo (órganos a fibras estriados); tiene un sistema nervioso especial, se sirve del cuerpo como un obrero se sirve de un instrumento, como el mecánico se sirve de la locomotora: gobierna todos estos centros y todos estos órganos periféricos que reposaban en seguida. Este principio, lo llamamos el Espíritu consciente. Si resumimos la exposición precedente, encontramos en el hombre tres principios: que sostiene todo, es EL CUERPO FÍSICO; lo que anima y lo que mueve todo, formando ambos polos del mismo principio, EL ALMA; por fin, lo que gobierna al ser entero, EL ESPÍRITU.

El cuerpo físico, el alma o el mediador agrede con plástico doblemente polarizado, el espíritu consciente, tales son los tres principios generales que constituyen el ser humano Si se tiene cuidado que el mediador plástico es doble, podemos decir que el hombre es constado por tres principios orgánicos: lo que sostiene, lo que anima}, lo que mueve. El Cuerpo, el Cuerpo astral y el Ser psíquico sintetizados y devueltos la unidad de acción por un principio consciente: lo que gobierna el Espíritu. He aquí un ejemplo de lo que se llama la Trinidad en la Unidad o Selección - unidad en el Ocultismo.


LOS TRES PRINCIPIOS

El Ser humano pues es constado por tres principios; el cuerpo físico, el mediador plástico o la alma y el Espíritu consciente. Este último término sintetiza los términos precedentes y transforma en Unidad la Trinidad orgánica. Recordemos que las ocultistas de todas las edades y de todas las escuelas están de acuerdo en esta división fundamental en tres principios. Sin embargo, el análisis de estos principios, el estudio de su acción física, pasional o intelectual, de su localización anatómica o psicológica condujo escuelas diversas a subdivisiones, puramente analíticas, además. Pero la base inmutable de la enseñanza esotérica, es la doctrina de los tres principios.

El cuerpo físico sostiene todos los elementos que constituyen el hombre encarnado. Tiene su centro de acción en el abdomen. El cuerpo astral anima todos los elementos que constituyen el hombre encarnado. Tiene su centro de acción en el pecho y constituye el principio de la Cohesión del Ser humano. El Ser psíquico mueve todos los elementos que constituyen el hombre encarnado, a excepción de los elementos colocados bajo la dependencia del Espíritu; tiene su centro de acción colocado en la parte postéro-inferior de como ella tête. El Espíritu que sintetiza en él los tres principios precedentes, obedece al timón, alumbrado por la Inteligencia y servido por la Voluntad, el organismo entero. El Espíritu tiene su punto de apoyo en el cerebro material; pero, salvo de excepciones raras, completamente no es encarnado en el Ser humano.

 EL CUERPO FÍSICO


Que sostiene} todos los elementos constituyentes el ser humano sobre la tierra, es el cuerpo físico.
El Cuerpo físico abastece a su propia constitución el esqueleto, los músculos y los órganos digestivos, así como todas sus dependencias. Abastece al cuerpo astral los hematíes, los órganos circulatorios y todas sus dependencias. Abastece al ser psíquico todos los principios materiales del sistema nervioso ganglionar. Abastece por fin al Espíritu todos los principios materiales del sistema nervioso consciente. Los elementos materiales del ser humano se renuevan bajo la influencia de los alimentos transformados por el aparato de digestión en quilo. El centro de renovación y de acción del cuerpo físico pues está colocado en el abdomen. El Cuerpo físico circula por el organismo por el sistema de los vasos linfáticos, sobre el trayecto de los cuales están colocados ganglios, centros materiales de reserva. El cuerpo físico, dirigido en su marcha orgánica por el Instinto, se manifiesta al Espíritu consciente por las necesidades



 EL CUERPO ASTRAL

Que anima} todos los elementos que constituyen el ser humano, es el Cuerpo astral. El cuerpo astral es el duplicado exacto del cuerpo físico. Constituye una realidad orgánica y posee órganos físicos, centros de acción y localizaciones. Los órganos físicos especialmente destinados al cuerpo astral son los órganos de la respiración y de la circulación y todas sus dependencias. El centro de acción del cuerpo astral es pues en el pecho. Sus funciones orgánicas se mantienen bajo la influencia del aire atmosférico, transformado por el aparato respiratorio en fuerza vital fijada sobre el glóbulo sanguineo. El aparato circulatorio difunde la fuerza vital en todos los puntos del organismo y abastece al ser psíquico los principios necesarios para la elaboración de la fuerza nerveuse. El cuerpo astral, dirigido por el sentimiento, se manifiesta al Espíritu consciente por la Pasión.

EL ENTE PSÍQUICO

Quien mueve todos los elementos que constituyen el organismo humano, es el Ser psíquico. El Ser psíquico es a propiamente hablado el centro de sublimación y de condensación del cuerpo astral. Tiene sus órganos físicos de circulación y de acción. Los órganos físicos especialmente destinados al Ser psíquico son los órganos que constituyen el sistema nervioso ganglionar y todas sus dependencias (Cerebelo - gran simpático - N. vasomotores) .

El centro de acción del Ser psíquico es pues en la Cabeza (ida postéro-inferior). Sus funciones orgánicas se mantienen bajo la influencia de la fuerza vital aportada por la sangre y transformada por la acción del cerebelo en fuerza nerveuse. El aparato nervioso de la vida orgánica difunde el movimiento en todos los puntos del organismo y abastece al Espíritu consciente los elementos necesarios para la elaboración de Pensamiento. Él Ser psíquico, ser guiado por la Intuición, se manifiesta al Espíritu por la Inspiración.

 EL ESPÍRITU CONCIENTE

Lo que gobierna al ser humano entero, lo que siente lo que piensa y lo que quiere, devolviendo la trinidad orgánica la unidad de la Conciencia, es el Espíritu inmortal. El Espíritu tiene, en el ser humano, un dominio de acción bien delimitado con un centro de acción, órganos y conductores particulares. Los órganos físicos especialmente destinados al Espíritu son los órganos que constituyen el sistema nervioso consciente, con todas sus dependencias. El Espíritu tiene pues como centro de acción la Cabeza. El cuerpo físico le abastece la materia del sistema nervioso consciente, el cuerpo astral le abastece la fuerza vital que anima esta materia, el ser psíquico le abastece la fuerza nerviosa necesaria para su acción. Además cada uno de tres principios abastece al espíritu uno o varios órganos de sensación. El cuerpo físico abastece al Espíritu el tacto y el gusto, el cuerpo astral le abastece el olfato, el Ser psíquico le abastece el oído y la vista. Estos sentidos diversos ponen el Espíritu en contacto con mundo exterior.

El Espíritu es por otra parte en contacto con ser interior que se le manifiesta por el impulso sensual, pasional o intelectual. Es por la médula espinal ‘ porción posterior), que las comunicaciones se establecen entre el Espíritu consciente y cada uno de tres centros orgánicos del ser humano: vientre, Pecho y Cabeza.
La Esencia del Espíritu consiste en su Libertad de abandonarse a los impulsos venidos del ser interior o de resistir a eso. Es en la facultad primordial que esencialmente consiste el árbitro Libre. El Espíritu, aunque independiente mismo de cada uno de tres centros orgánicos, les actúa sin embargo, no inmediatamente pero  El Espíritu directamente no puede modificar la marcha de los órganos digestivos, sino tiene todo poder en la elección de los alimentos, y la boca, la puerta de entrada del abdomen, está bajo la dependencia exclusiva del Espíritu, con Gusto como coadyuvante sensorial.

El Espíritu directamente no puede modificar la marcha de los órganos circulatorios, sino tiene todo poder en la elección del medio respiratorio, y los hoyos nasales, la puerta de entrada del pecho, están bajo la dependencia del Espíritu, con Olfato como coadyuvante sensorial. Resulta de ahí que el Espíritu voluntariamente puede modificar la constitución del cuerpo físico modificando convenientemente los alimentos (1a fase de magia practica) y que el Espíritu puede también actuar el cuerpo astral actuando el ritmo respiratorio y modificando por perfumes especiales el aire atmosférico inspirado (2a fase de magia practica). Por fin la acción del Espíritu sobre los ojos y las orejas permite desarrollar la clarividencia y clairaudience consciente (3a fase de magia practica). Por los alimentos, por el aire inspirado, por las sensaciones, el Espíritu actúa al ser interior, por los miembros, actúa la Naturaleza.

La laringe, los ojos, considerados como órgano de expresión, la boca, considerada también, todavía se añaden a los miembros en la acción consciente del Espíritu sobre otros hombres, y el mundo exterior, sobre el el no yo. En resumen, las funciones del Espíritu se reducen a los datos siguientes: Anatomía y fisiología filosófica. Gracias a los elementos materiales, vitales y psíquicos a él abastezco por los tres principios del ser interiores, el Espíritu posee medios especiales de acción. Lo que huele Él recibe: Ø Del Ser interior impulsos sensuales, animiques e intelectuales.Del el no yo de las sensaciones diversas.

Lo que piensa percibe las ideas que derivan sus estados diversos y psíquicos, las compara, las clasifica, en tirada su juicio y formula por fin su voluntad. Lo que quiere actúa luego: Ø Sobre el Ser interior por las puertas de entrada de los tres centros, las puertas de entrada que están bajo su dependencia, y por los elementos introducidos en cada uno de tres centros.  Puede también actuar laperiferiade su Ser por los miembros. Sobre el El no yo por los miembros colocados bajo su dependencia y por otros ciertos órganos de expresión: la Voz, la Mirada, el Gesto, etc., etc. Lo que huele y lo que quiere es en relación directa con los órganos corporales; lo que piensa les domina al contrario. De la acción del Abdomen sobre el El no yo (alimento) resulta el quilo; de la acción del Pecho sobre el El no yo resulta el dinamismo de la sangre; de la acción de la Cabeza sobre el órgano (la sensación) resulta la idea ¿ Que resulta pues una acción del Espíritu conciente y sobre el Ser interior y sobre el mundo exterior? 

DEL DESTINO 

El Ser humano concebido como todo, fábrica, por el empleo libre que hace su voluntad, elementos que le son confiados, de la posibilidad o de la desgracia para su evolución futura. Es el árbitro libre quien mismo reglamenta el destino de la Mónada humana1.


Esta figura semi-esquemático representa los dominios respectivos del Inconsciente y del Espíritu consciente en el hombre. Todo lo que es blanco está colocado bajo la dirección del Inconsciente o sufre la influencia de este Inconsciente. Todo lo que es teñido en negro está colocado, al contrario, bajo la dirección de la Voluntad consciente. Las partes figuradas en gris representan la parte sensitiva consciente del Ser humano, las negras indican las partes motrices

EL MACROCOSMO O LA NATURALEZA

El hombre edificó ciudades soberbias; alrededor de estas ciudades de los campos bien cultivados se extendieron; en las praderas vimos bellos rebaños pacer en tranquilidad plena; una sociedad humana, con sus órganos sociales y sus facultades nacionales se fijó en este país maravilloso de Egipto. Pero el eje magnético de las civilizaciones se desplazó de un grado, la guerra y el incendio llevaron sus estragos en las ciudades, las ruinas reemplazaron las ciudades soberbias, las hierbas locas y los bosques tomaron el sitio de los campos cultivados, las bestias feroces y las serpientes venenosas sucedieron a gordo rebaños, y, ahora, ninguna sociedad humana aparece más en estos desiertos. Cual es pues esta fuerza misteriosa que deshace así las obras de los hombres, que es este adversario escondido que repite paso a paso posesión de su bien, tan pronto como el hombre deja de luchar: es la Naturaleza. La Naturaleza, es la fuerza fatal que dirige todo lo que el hombre percibe alrededor de él en el Universo, desde el sol hasta la brizna de hierba. Esto es sólo en la tomada de la lucha constantemente, justo sólo desplegando sin cesar los esfuerzos de su Voluntad el Hombre llega a dominar la Naturaleza y a hacerse a un auxiliar precioso en su marcha hacia el Futuro. La Voluntad humana es la tan poderosa como la Fatalidad natural; son dos de las fuerzas cósmicas más elevadas que se hayan manifestado en lo absoluto. Consideremos un rincón cualquiera de nuestro planeta en la cual la Naturaleza manifiesta su fuerza sin división con la acción del hombre, y veamos si no reencontramos allí principios y leyes generales escondidos bajo la multitud de los esfuerzos aparentes.

He aquí un rincón de bosque tropical. La Tierra y sus lechos geológicos entrecortados por venas metálicas forma la base, el soporte de ella casi totalidad de lo que podemos percibir. Un arroyo traza silenciosamente su camino en medio de los árboles y las plantas que surgen de todas partes. Sin el agua fertilizante, actuando en el Planeta como el quilo actúa en el hombre, nada crecería sobre la Tierra desecada. Entre estas plantas, insectos circulan rápidos y atareados por la lucha por la existencia. Sobre estos árboles, aves se divierten, y, en las profundidades del bosque, oímos el silbido de las serpientes y el rugido de las fieras.
Por encima de todos estos seres vegetales o animales, un fluido sutil circula invisible, impalpable: el aire atmosférico, el origen del movimiento vital que mueve toda la naturaleza animada. Por fin, altura, en el cielo, el Sol lanza de sus rayos ardientes este rincón de la tierra.

Los rayos de sol aportan el movimiento al Planeta entero, el movimiento cuyas combinaciones más o menos intensas con la materia producen todas las fuerzas físicas conocidas. El sol se condensa en la sustancia de los árboles, de donde el hombre lo extraerá más tarde en el estado de calor quemando la madera o la hulla. El movimiento llegada del Sol se condensa en el interior de la Tierra en forma de magnetismo, y se manifiesta en su superficie en forma de atracción molecular. Resumamos. - de la Tierra que sostiene}, Agua y el Aire que animan}, del solar Difunto que mueve creando todas las fuerzas físicas, y la Fatalidad que gobierna la marcha de todas estas fuerzas y de todos los seres, he aquí aquel de lo que nos aprende la vista de este rincón de Tierra. ¿ Es todo? No.

Todas estas fuerzas, todos estos elementos circulan a través de tres reinos, los minerales lentamente descompuestos por las raíces de los vegetales que los asimilan y los transforman en sustancia vegetal que los rayos de sol vienen para encargar de principios dinámicos, y que el aire atmosférico viene para animar. Pero los animales, cogen a su alimento la sustancia vegetal que digieren y transforman en sustancia animal. Y la vida universal e idéntica para ser, circula a través de todos los reinos, animando tanto la brizna de hierba como el cerebro del gran cuadrumano Tres reinos constituyen el cuerpo material de cada uno de los continentes de nuestro Planeta, y cada uno de estos tres reinos manifiesta un centro particular del organismo terrestre. El reino mineral es el esqueleto, el centro de digestión y de excreción, el reino vegetal es el centro animico que digiere el mineral y purifica sin cesar el aire atmosférico indispensable para todos los seres; por fin, el reino animal es el centro intelectual, evolucionando el instinto y la inteligencia a través de la ascensión penosa hacia ella consciencia. Que sostiene todos los principios en acción sobre el Planeta, es la Tierra con su tripa evolución mineral, vegetal y animal. Que anima }, son el Agua y el Aire.

El Agua que actúa en la Naturaleza como la parte liquida sangre en el hombre, y el Aire que actúa en la Naturaleza como el glóbulo de la sangre en el hombre. Lo que mueve, son las fuerzas físico químicas producidas por las combinaciones de los rayos de sol con la materia orgánica o inorgánica, es el movimiento en su esencia que los antiguos apelaban Difunto. De la Tierra, del Agua, del Aire y del Fuego, tales son los cuatro principios que vemos actuar en la Naturaleza si abandonamos el campo del análisis para quedar en el mismo sitio esencialmente general. Pues no tememos ser tasados por ignorancia o agobiados bajo el peso del ridículo atreviéndonos a volver, al fin del siglo XIX, sin temor a los cuatro elementos de la antigua física de los iniciados. Pero acabamos de analizar allí, solamente una rincón de nuestro planeta.

Las fuerzas fisico químicas, el Aire, el Agua y la Tierra, únicamente constituyen los principios en acción en la porción de la Naturaleza que nos rodea inmediatamente, lo que los antiguos llamaban el mundo elemental. Prosigamos nuestro análisis. Acabamos de ver hechos que se pasan sobre una parte débil de nuestro planeta. El empleo de la analogía nos permite esperar que, lo mismo que la misma ley dirija la marcha de una célula y la de un órgano en el hombre, también una ley idéntica debe dirigir la marcha de un continente y la de todo el Planeta, concebida como un ser orgánico especial. Nuestro planeta, aislado en el Espacio, baña alternativamente el más grande se vaya de uno de sus hemisferios en el fluido solar. De ahí, la existencia de día y de noche correspondiente a una aspiración y una espiración del ser humano.

En el organismo humano: el fluido reparador, la sangre, circula a través de los órganos que baña. En el organismo del mundo, al contrario, son los planetas (órganos del sistema solar), que circulan por el fluido solar reparador. La Tierra aspira el movimiento por el ecuador y lo espira por los polos1. Nuestro planeta recibe del mundo exterior tres influjos especiales:
1 ° el Sol
2 ° El de la Luna, el satélite de la Tierra
 3 ° El de otros planetas del sistema solar (consideramos las estrellas fijas como demasiado alejadas para tener una acción especial sobre los planetas).

El estudio de estas corrientes fluídicas y de su acción fisiológica constituye la astrología. Pero nuestra Tierra suelta por su parte varios fluidos:

1 ° inmediatamente es rodeada de un lecho atmosférico especial.
2 ° es luminosa vista otros planetas. 
3 ° posee una fuerza de atracción particular que actúa tanto los cuerpos colocados en la superficie del planeta como la luna y especialmente también otros planetas del sistema.

La Luna que es una dependencia cósmica de la Tierra vuelve a su esfera de atracción, y el planeta unido con su satélite forma un sistema planetario. La Luna actúa enfrente de la Tierra como el Gran simpático enfrente del organismo humano, y regulariza y distribuye la fuerza dinámica, y por ahí dirige el crecimiento y la disminución de todos los organismos vivos, sobre tu Tierra. Pero la Tierra y su satélite forman sólo uno de los órganos de nuestro sistema solar que, sólo, constituye todo, un organismo especial en el Universo.
Un sistema solar es constado: De órganos materiales jerarquizados en tres categorías:

1 ° Los Satélites que obedecen a la atracción de un Planeta;
2 ° Los Planetas que obedecen a la atracción de un Sol;
3 ° Un Sol que obedece a la atracción de un centro particular. Entre los satélites y los planetas actúan las fuerzas fisico químicas y los fluidos dichos elementales. Entre los Planetas y el Sol actúan las fuerzas cósmicas y los fluidos dichos astrales. Entre el Sol y el centro más elevado de atracción actúan los forzados phychiques (sic) y los fluidos dichos principiateurs. Para un planeta de un sistema solar, (o) satélite actúa pues como el abdomen actúa en el hombre, el sol actúa como el corazón en el hombre, y el centro de atracción del Sol actúa como la cabeza en el hombre.

En resumen, un sistema solar comprende tres órdenes de principios: Lo que sostiene: los órganos del sistema: satélites, planetas y Sol. Lo que anima: fluido dinámico emanado del Sol. Lo que mueve: fuerza de atracción localizada en los satélites del planeta y en el sol y emanada del centro de atracción del Sol. Lo que gobierna: la fuerza cósmica llamada Natural o Destino. La antigua física del hermétistes consideraba el Universo como constituido por tres planos o mundos.

1 ° El mundo elemental constituido por las fuerzas en acción sobre nuestro planeta, llamado también mundo sublunar, y cuyo dominio se extendía de la Tierra a su satélite: la Luna, (dominio de las fuerzas fisico químicas.)


2 ° El mundo de sin aberturas constituido por las fuerzas en acción en el sistema solar. Y el que el dominio se extendía del sol a los planetas del sistema (dominio de las fuerzas astrales.) 

3 ° El mundo entero constituido por las fuerzas en acción en el Universo entero, y cuyo dominio, se extendía del centro (todavía poco determinado científicamente) de atracción de nuestro sol el sol situados en la misma esfera de atracción (dominio de las fuerzas y principios.) Y estos tres planos no constituían centros*de acción acción estrictamente delimitados. Lo mismo que, en el hombre, reencontramos en todas las partes del organismo de la linfa, sangre y la acción nerviosa, aunque el abdomen, el tórax y la cabeza sean los planos que centralizan la acción de estos tres elementos, también, en el menor planeta reencontramos fuerzas físicas respectivas de la vida y de la atracción, la manifestación del mundo elemental, del mundo de los sin aberturas y del mundo empírico. 

 EL ARQUETIPO 

Cuando queremos figurarnos el hombre, es siempre la imagen su cuerpo físico que se presenta los primeros a nuestro espíritu. Y sin embargo, poca reflexión basta para nosotros: dar a entender que. Este cuerpo físico sólo sostiene y sólo manifestar al hombre verdadero, el Espíritu que lo gobierna. Podemos quitar millones de células de este cuerpo físico cortando a un miembro sin que para esto la unidad de la Conciencia sufra el menor atentado. El hombre intelectual mismo que está en nosotros es independiente de órganos que son sólo y medios do comunicación. No es verdad de allí menos sin embargo que, para nosotros, en nuestro estado actual, estos órganos físicos son los más útiles, son los mismos indispensables para permitirnos subir a la acción del Espíritu y comprenderlo. Bajo esta base totalmente física, nuestras deducciones tomarán el carácter vago y la mística datos exclusivamente metafísicos. Pero un análisis totalmente superficial puede sólo nosotros conducir a confundir al hombre intelectual con hombre orgánico, o a devolver la Voluntad totalmente solidaria de la marcha de los órganos. Entonces, cuando se trata de tratar la cuestión de Dios, caemos la mayoría de las veces en uno de los excesos lo que acabamos de señalar a propósito del hombre. El conjunto de los seres existentes y de las cosas que sostiene y manifiesta la Divinidad como el cuerpo físico del hombre sostiene y manifiesta el Espíritu. 

Querer negociar a Dios sin apoyarse en todas estas manifestaciones físicas, es correr peligro de perderse en las nubes de la metafísica, es permanecer incomprensible la mayoría de las inteligencias. 
Es pues apretándonos la ' constitución del hombre de una parte y la del Universo de otra quien vamos a esforzarnos por darnos cuenta de Dios. En el hombre, vimos a un ser físico, o más bien orgánico, funcionando de modo maquinal tanto durante la víspera como durante el sueño. Por encima de este ser orgánico, determinamos otro: el ser intelectual que entra en acción desde el despertar y manifestando casi exclusivamente durante el estado de la víspera. Allí ida orgánico del ser humano responde a la idea que nos hicimos de la Naturaleza. Es la misma ley fatal y regular que dirige la marcha del hombre orgánico,como El del Universo, este último que fue formado por órganos cósmicos en lugar de ser formado por órganos humanos. El ser intelectual en. El hombre responderá como consecuencia, pero de modo muy elemental, a la idea que podemos hacernos de Dios, Las relaciones del hombre físico al hombre intelectual nos alumbrarán sobre las relaciones de la Naturaleza y del Dios, como las relaciones entre el ser físicos y el Espíritu en el hombre que puede alumbrarnos analogicamente sobre las relaciones del Hombre con Dios. 

Por ahí, podemos desde ahora poner en principio que, si nuestra analogía es verdadera, Dios, aunque manifestado por la Humanidad y por la Naturaleza, aunque actuando estos dos grandes principios cósmicos, tiene sin embargo una existencia limpia e independiente. ° Pero la Primera Unidad tan concebida no tiene que intervenir más en! Tiene marcha de las leyes naturales que el Espíritu consciente del hombre interviene, en el estado normal, en la marcha del corazón y en la del hígado. 

El hombre es el solo creador y el solo juez de su destino. Es libre de actuar â su modo en el círculo de su fatalidad, tanto como un viajero puede, en, un tren o en un vapor, actuar como él él plait en su cabina o en su compartimiento. Dios no puede ser hecho más cómplice de faltas humanas que el jefe del tren o el capitán del vapor son responsables de fantasías de los viajeros que conducen adelante. ° Hay que pues, con el fin de evitar todo error en la continuación, bien distinguir que Dios, tal, como aparece a primera vista, es el conjunto de todo lo que existe, lo mismo que! ' Hombre es el conjunto de todos los órganos y de todas las facultades que aparecen en primer lugar. Pero el hombre verdadero, el Espíritu, es distinto del cuerpo físico, del cuerpo astral y del ser psíquico, que percibe y que domina. Del mismo Dios-unidad es distinto de la Naturaleza y de la Humanidad que percibe y que domina. Al hablar de modo grosero, la Naturaleza es el cuerpo de Dios, y la Humanidad es la vida de Dios. Pero tanto como el cuerpo material es el cuerpo del hombre, y el cuerpo astral y el Ser psíquico son los principios vitales del hombre; se trata allí del hombre orgánico y no del hombre Espíritu, que, todavía desnudo la vez, usa. De estos principios que como medio de manifestacion. No es verdad de allí menos sin embargo que el Espíritu del hombre está en relación por el sentido interno con la menor parcela de su organismo, parcela la cual no puede actuar, sino la cual, ella, puede manifestarse al Espíritu por el sufrimiento. 

También, Dios está presente médiatement o inmediatamente en la menor parcela de la creación, está en cada uno de nosotros; así como la conciencia humana está presente en calidad de receptora o de motriz consciente en cada una de nuestras células corporales. La Naturaleza y el Hombre actúan pues libremente rodeados de todas partes por la acción divina circunferencial  que arrastra el Universo hacia el Progreso, sin intervenir despóticamente en las leyes naturales o en las acciones humanas. Así el capitán del vapor que actúa el timón de su embarcación navega hacia el fin del viaje sin intervenir en el detalle de la maquinaria motriz (imagen de la naturaleza), o en las ocupaciones de los pasajeros. El capitán obedece al timón circunferencialmente  el sistema general; tiene sólo hacer lo que pasa dentro de las cabinas. Sin embargo la acción del capitán se ejercita sino inmediatamente, por lo menos mediatamente. 

1 ° Sobre la maquinaria por el portavoz. 
 2 ° Sobre los viajeros por los reglamentos de bordo elaborados por él capitán. 

En Cábala, llamamos a Padre el principio divino que actúa la marcha general del Universo (acción sobre la Barra), Hijo el principio en acción en la Humanidad, y Espíritu Santo el principio en acción en la Naturaleza. Estos términos místicos indican las aplicaciones diversas de la fuerza creadora universal. 

 LA UNIDAD 

El Universo concebido como uno totalmente animado es constado por tres principios que son: la Naturaleza, el Hombre y El dios, o, para emplear el lenguaje del herméticos , el Macrocosmo, el Microcosmo y el Archétype. El hombre es llamado microcosmo o pequeña gente porque contiene analogicamente  en él lles leyes que rigen Univers. La Naturaleza forma el punto de apoyo y el centro de manifestación general de otros principios. El hombre que actúa la Naturaleza por la acción, otros hombres por el Verbo, y se eleva hasta Dios por la Oración y el Éxtasis constituye el lazo que une la creación con creador. Dios que envuelve con su acción providencial los dominios en los cuales actúan libremente otros principios, domina el Universo y ramifica sus todos los elementos a la unidad de dirección y de acción. 

Dios se manifiesta en el Universo por la acción de la Providencia que. Viene para alumbrar el hombre en su marcha; pero quien no puede ponerse allí enérgicamente en acción dos otras fuerzas primordiales. 
El Hombre se manifiesta en el Universo por la acción de la Voluntad que le permite luchar contra el Destino y hacerlo al servidor de sus concepciones. En la aplicación de sus voliciones en el mundo exterior, el hombre tiene toda libertad de acudir a las luces de la Providencia o de despreciar la acción. La naturaleza se manifiesta en el Universo por la acción del Destino que perpetúa de manera inmutable y en una orden estrictamente determinada los tipos fundamentales que constituyen su base de acción. 

Los hechos son del dominio de la Naturaleza, las Leyes del dominio del hombre, los principios del dominio de Dios. Dios crea siempre sólo en principio. La Naturaleza desarrolla los Principios creas para constituir los hechos, y el hombre, estableciendo, por el empleo que hace su voluntad de las facultades que posee, los relatamos los que unen los hechos con los Principios, transforma y perfecciona estos hechos por la creación de las Leyes. Pero un hecho, cualquiera simple que sea, siempre es sólo la traducción por la naturaleza d un principio emanado de Dios, y el Hombre puede siempre restablecer el lazo que conecta otra vez el hecho visible al principio invisible, y esto por la enunciación de una Ley. (Fundamento del método analógico.) Un vapor es lanzado sobre el inmenso Océano y navega hacia el fin asignado por el término del viaje. Todo lo que contiene el vapor es llevado adelante. Y sin embargo cada uno es libre de organizar su cabina como  él plait. Cada uno es libre de subir sobre el puente contemplar el infinito o de descender a fondo de cala. 
El progreso adelante se efectúa cada día para la masa total; pero cada individualidad es libre de actuar a su guisa en el círculo de acción que le es destinado en división. Todas las clases sociales están allí sobre esta embarcación, desde el pobre emigrante, que se acuesta totalmente vestido en un saco, hasta el yanqui rico, que ocupa una buena cabina. Y la velocidad es la misma para ellos todos, ricos, pobres, grandes y pequeños ellos todos acabarán al mismo tiempo en el término del viaje. 

Una máquina inconsciente que funciona según leyes estrictas mueve el sistema entero. Una fuerza ciega (el vapor) canalizado en tubos y órganos de metal generado por un factor especial (el calor) anima la máquina muy entera. Una voluntad, dominando y la máquina orgánica y el conjunto de los pasajeros, gobernar todo: el capitán. Indiferente a la acción particular de cada pasajero, el capitán, los ojos fijados sobre el fin que hay que alcanzar, la mano - a la barra, conduce el organismo inmenso hacia el término del viaje, consagrándosele sus órdenes al ejército de las inteligencias que le obedecen. El Capitán directamente no manda la hélice quién mueve el vapor, tiene acción inmediata sólo sobre el timón Así el Universo puede ser comparado con un vapor inmenso del que está lo que llamamos Dios tiene el timón; la Naturaleza es la maquinaria sintetizada en la hélice que hace matcher todo el sistema ciegamente según leyes estrictas, y los humanos son los Pasajeros. El Progreso existe, general, para todo el sistema, pero cada ser humano es absolutamente libre en el círculo de su fatalidad. Pezón es la imagen que pinta bastante claramente las enseñanzas del Ocultismo sobre esta cuestión.

DR. GERARD ENCAUSSE PAPUS

LA CIENCIA DE LOS MAGOS - PRELIMINARES SELECCIÓN-UNIDAD - LAS CORRESPONDENCIAS Y LA ANALOGÍA - EL ASTRAL



La historia habla que los pensadores más grandes de la Antigüedad que hubiera visto nacer nuestro Occidente fueron a acabar su instrucción en los misterios egipcios. La Ciencia enseñada por los poseedores de estos misterios es conocida bajo diferentes nombres: ciencia oculta, Hermetismo, Magia, Ocultismo, Esoterismo, etc., etc. Por todas partes idéntico en sus principios, este código de instrucción constituye la Ciencia tradicional de los Magos, que generalmente llamamos: ocultismo. 

Esta ciencia abrazaba la teoría y la práctica de un gran número de fenómenos cuya parte débil constituye en nuestros días el dominio del magnetismo o de las evocaciones dichas espiritistas. Estas prácticas, cerradas en el estudio de psicurgia  formaban, anotemoslo bien, que una parte débil de la Ciencia oculta, que comprendía todavía tres grandes divisiones: la Teúrgia, la Magia, la Alquimia. 

El estudio del Ocultismo es capital a dos puntos de vista: alumbra el pasado de día con todo lo nuevo y le permite al historiador repetir la antigüedad bajo una forma todavía poco conocida. Este estudio le presenta por otra parte al experimentador contemporáneo un sistema sintético de afirmaciones que hay que controlar por la ciencia y de ideas sobre fuerzas todavía poco conocidas, hace un esfuerzo de la Naturaleza o del Hombre que hay que controlar por la observación. El empleo de la analogía, el método característico del ocultismo, y su aplicación a nuestras ciencias contemporáneas o a nuestras concepciones modernas del Arte y de la Sociología, permite poner un día con todo lo nuevo sobre los problemas más insolubles en apariencia. El Ocultismo no pretende dar sin embargo la sola solución posible de las cuestiones que aborda. Es un instrumento de trabajo, un medio de estudios, y un orgullo tonto puede sólo hacer pretenderles a sus adeptos que posee la Verdad absoluta, sobre algún punto que sea. 

El Ocultismo es un sistema filosófico que da una solución de las cuestiones que se ponen la mayoría de las veces a nuestro espíritu. ¿ Esta solución es la expresión única de la Verdad? Es lo que la experimentación y la observación pueden las únicas determinar. El Ocultismo debe estar dividido, para evitar todo error de interpretación, en dos grandes partes: 

1 ° Una parte inmutable que forma la base de la tradición y qué se puede fácilmente reencontrar en los escritos de todo el hermetista , cualquiera que sea su época y cualquiera que sea su origen. 

2 ° Una parte personal al autor y constituida por comentarios y aplicaciones espéciales. 
La parte inmutable puede estar dividida en tres puntos: 

1 °-La existencia de Selección-unidad como ley fundamental de acción en todos los planos del Universo. 

2 °-La existencia de Correspondencias que une íntimamente todas las porciones del Universo visible e invisible  

3 °-La existencia de un mundo exacto invisible y doble y un perpetuo factor del mundo visible. La posibilidad consagrada a cada inteligencia de manifestar sus potencialidades en las aplicaciones de detalle es la causa eficiente del Progreso de los estudios, el origen de las diversas escuelas y la prueba de la posibilidad que tiene cada autor de conservar entera su responsabilidad, cualquiera que sea el campo de acción abordado por él.

sábado, 23 de marzo de 2019

LA CIENCIA DE LOS MAGOS - PREFACIO



El ocultismo conquistó desde hace algunos años, un sitio importante en el espíritu de muchos investigadores contemporáneos. Cuando se estuvo seguro que la inmensa mayoría de los fenómenos producidos por la fuerza psíquica eran reales, nos acordamos que existía una teoría particular de estos fenómenos: la Magia. Los magos de Persia pretendían explicarse y producir a voluntad de los hechos del mismo género; pues era interesante conocer sus ideas a este respecto. 

Estas ideas no son tan perdidas como podríamos creerlo a primera vista. Un estudio, hasta superficial, autores que se ocuparon de Magia y de Alquimia a través de los tiempos y algunas aproximaciones entre las ideas expuestas por estos autores y las emitidas en Zend Avesta de una parte y la Cábala por otra parte, permite reconocer bajo las transformaciones de los términos a través de los siglos, perfeccionada una concordancia en las ideas. De todo esto se libra una doctrina particular que, cosa curiosa, puede muy bien aliarse nuestras teorías científicas contemporáneas y, mucho más, puede ayudar a la ciencia que desmonta un poco el caos de los hechos, todavía inexplicados, de la Naturaleza. El Ocultismo es una doctrina que vale lo que valen todas las doctrinas. 

No tiene la pretensión de poseer sólo la Verdad sobre los puntos que aborda, lejos de allí. 
Pero las teorías que expone tienden a reemplazar por todas partes el misticismo por un cierto racionalismo. Particularmente, en el estudio de los hechos espiritistas, el ocultismo, sin negar la intervención en ciertos casos entidades personales de seres difuntos, restringe considerablemente el papel que se puede atribuir a estas entidades y se pretende devolver a la inmensa mayoría de estos hechos fenómenos de hipnotismo transcendental producidos principalmente por las fuerzas emanadas del médium y los asistentes. Es alla dónde hay que investigar el origen del favor cuyo ocultismo fue el objeto cerca de los espíritus alumbrados y la causa de su rápido éxito en Francia; es alla así dónde hay que ver la razón para ser ataques hirientes cuyo ocultismo es y será el objeto de ciertos escritores espiritistas. 

No negar la realidad de los hechos producidos, aplaudir al contrario la publicación de todas las obras, a todas las experiencias que prueban la existencia de estos hechos, pero procurar devolver las experiencias espiritistas de Sr. Henry Lacroix con Alfred de Musset o las comunicaciones de Victor Hugo y de Juana d' Arco hechos simples de psiquiatría, sin negarle jamás no obstante la comunicación posible de un niño a su padre, es atraerse seguramente la animosidad de los que quieren ser consolados ante todo. Maltratamos mucho el Ocultismo sin conocerlo, la mayoría de las veces; hicimos nuestros esfuerzos en este folleto para devolver la cuestión de su terreno verdadero. El título dado a este folleto no tiene otra pretensión que la de indicar el origen HISTÓRICO de las doctrinas que tratamos de exponer de nuestro mejor. 

Es con la CIENCIA DE LOS MAGOS que el Ocultismo directamente se relaciona y, para probarlo, nos ocupamos de citar a autores, escogidos en cada siglo, desde la época de Zend Avesta y de la Cábala


hasta 1825, particularmente insistiendo en el XVI siglo, notable desde este punto de vista. Nuestras citaciones son sacadas, para la inmensa mayoría, de traducciones hechas por miembros de nuestra Universidad, con el fin de que no se pueda acusarnos de haber traicionado el pensamiento de un autor. Por fin reenviamos al autor, conservando ante nosotros el nombre de los traductores y la devolución al capítulo, a sólo fina de poder decir, si es necesario, SIC VOBIS NO VOBIS. Esperamos así responder de nuestro mejor a los que, por no conocer los primeros elementos de la historia de las doctrinas filosóficas, se figuran que inventamos el ocultismo. 

No tenemos más título a tal honor como de llevar el nombre de "Mago" que se quiso imponernos a pesar de nuestras protestas vivas. Consideramos en efecto el empleo de estos títulos de otra edad como las satisfacciones de una vanidad tonta, excusables para un principiante, pero ridículas en primer lugar para un escritor serio y sobre todo como muy perjudiciales para la consideración que debe atarse toda búsqueda sincera. 

En el XIX siglo hay título serio sólo lo que se gana al examen, que aquellos a los que puede conquistar en las Facultades. Reforme los exámenes, cree de allí de nuevos si tal es su placer, pero jamás fije un título que no ofrece ninguna garantía de saber como los de "Mago" o de hiérophante ". Podemos no tener ningún diploma y manifestar del genio. ¿ Por qué remedar en este caso lo que está en derecho a despreciar? Pero, para volver al Ocultismo, a este antiguo ciencia de los Magos, recordemos que el fin del trabajo presente es ofrecer UN RESUMEN MUY SUCINTO de la cuestión. 

Somos obligados a enunciar, en forma de afirmaciones dogmáticas, ideas que a menudo pedirían desarrollos largos. También reenviamos a los lectores curiosos de otros detalles sobre el Nacimiento, la Muerte, los siete Principios y la Historia, etc., nuestra obra precedente, TRATADO METÓDICO DE CIENCIA OCULTA, 1200 páginas donde encontrarán tablas numerosas e informaciones complementarias o sea sobre la Bibliografía, o sea sobre la Doctrina. No obstante el resumen que le presentamos al público es totalmente inédito y no es formado por una elección ecléctica entre nuestros estudios precedentes. Es pues un ensayo de difusión de nuestras ideas, ensayo sobre el que el lector sabrá excusar las oscuridades y las debilidades. 

Papus 
El 20 de marzo de 1892